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OPINIÓN - MARTES, 31 DE DICIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

La soberanía popular
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Al 2012, un día como hoy, no tuve el menor reparo en calificarlo de horrible. Las medidas tomadas por el Gobierno habían sembrado la alarma y el miedo generalizado cundía entre los componentes de la clase media que, de la noche a la mañana, no podían creer que la pobreza se hubiera instalado de sopetón entre ellos.

Todo comenzó con los despidos. Echando manos las empresas de los socorridos Ere. Con lo cual el número de parados se iba incrementando a la par que el pánico se apoderaba de quienes sabían perfectamente que eran candidatos a ser despedidos. Luego, principiaron los recortes, y mucha gente vio que el sueldo no les daba ya para vivir dignamente. Más tarde aparecieron los desahucios. Y, a partir de semejante tragedia, llegaba la cruda realidad: los niños volvían a pasar hambre y los contenedores de basura se veían frecuentados por familias que no tenían mendrugo que echarse a la boca. En España, desgraciadamente, la miseria volvía a hacer de las suyas y hasta hubo personas que decidieron quitarse la vida. Por sentirse incapaces de soportar un trance ruinoso.

El panorama ha seguido siendo desolador en 2013: así que toca decir, aunque haya quien decida enmendarme la plana, que no sólo no ha habido mejora alguna, sino que el presente no invita a que uno pueda pensar que pueda producirse, tal y como anuncian los gobernantes. Fiarse de los gobernantes, si uno no está dispuesto a tener la fe del carbonero, no resulta fácil; más aún: resulta imposible. Máxime cuando nos dicen los jueces decanos, de toda España, reunidos en Sevilla, fechas atrás, que están desbordados por la corrupción. Que no dan abasto, y piden, pues, más medios porque temen incurrir en el pecado de gestionar una Justicia lenta. Es decir, injusta.

Pero dicen más los decanos jueces: dicen que El Consejo General del Poder Judicial contabilizó en abril pasado que los jueces estaban instruyendo 1.661 sumarios de corrupción política. Y que están necesitados de refuerzos en todos los sentidos para combatir que el crimen vaya por delante de la justicia. “Lo que viene ocurriendo en materia de corrupción política”.

Semejante declaración de los jueces hace que el desprestigio de los políticos vaya aumentando y que la gente empiece a creer que es la democracia la generadora de tal descomposición de una parte fundamental de la sociedad. Por lo que la corrupción del político debería ser castigada con más severidad que la de cualquier ciudadano que no ejerza la política activa

Sin embargo es la democracia, aunque esté repleta de imperfecciones, la que nos permite castigar en las urnas a los partidos políticos. Pero cuando nos embarcamos en esa exigencia que corresponde con la civilización y la cultura, que es la soberanía popular, no tenemos más remedio que ver su composición actual en nuestro país: de los treinta y tantos millones de ciudadanos que votan, solamente diez están informados para la responsabilidad del protagonismo; otros diez están informados a medias; y los diez restantes, carecen de información. Así es la soberanía popular. Y delante de ella, como bien decía un analista político de alto copete, hace años, para excitarla y seducirla aparecen los listos, los embaucadores, los pícaros, algunos virtuosos, camándulas, también ambiciosos de botín, desvergonzados, ideólogos de guardarropía, transeúntes de la barricada al castillo o del periodismo al poder, y así...: Ajo y agua.
 

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