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OPINIÓN - SÁBADO, 11 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Yolanda Bel
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue ayer cuando me tocaba escribir de ella, debido a que había leído que estaba dispuesta a dejar la política activa, por estar hastiada, y hasta se nos decía que pronto iba a ocupar su plaza de maestra, comprada, en el colegio de San Daniel.

Pero me fue imposible hacerlo; vamos, dedicarle la columna a ese posible abandono suyo de todos sus cargos en el PP, porque hallé a una persona dispuesta a contarme los motivos que tienen los sindicatos para no fiarse de Juan Vivas. Y creí conveniente darle prioridad a esta cuestión.

Eso sí, tomé nota de lo leído acerca de Yolanda Bel, con el fin de no olvidarme del momento que vive la todavía consejera de Presidencia, Gobernación y Empleo, además de secretaria general de su partido, a fin de escribir unas líneas al respecto.

Y empezaré diciendo que un día del mes de octubre, si la memoria no me falla, fui preguntado durante una sobremesa si yo conocía bien a YB. Y dije: la conozco tanto que hace tres años, más o menos, que no hablo con ella. Con lo cual está dicho casi todo.

Uno de los participantes en la sobremesa tardó un suspiro en expresarse: Reconocerás, Manolo, que llevas mucho tiempo aplicándole correctivos. Y bien sabes tú, porque no te has cansado de airearlo, que un político vapuleado es muy peligroso. Y que lo primero que hace es retirarte la palabra.

Mi respuesta fue clara: cuando una persona es tratada bien, en todos los sentidos, y de la noche a la mañana se convierte en enemiga furibunda de quienes han tenido el mejor comportamiento con ella, merece, como mal menor, que sea puesta en duda. Y, por supuesto, hay que recordarle que no existe el amor ciego. Pues todo radica en que tú me das y yo te doy. Por consiguiente, el distanciamiento entre YB y servidor ha sido más culpa de ella que mía. Aun así, y con todos mis defectos, yo no suelo retirarle la palabra a nadie salvo caso de comportamiento grave.

Ahora trataré de centrarme en los motivos que pueden influir en la posible deserción de la política activa de una mujer que llegó al partido con la edad en la boca y dispuesta a medrar, como se estila en los partidos, para conseguir todos los logros que ella deseaba. Y lo primero que hay que decir es que debería estar dándole gracias a Dios, ella que tan religiosa es, por cuanto ha conseguido.

Ha conseguido YB, sin duda alguna, vivir más que bien gracias a la política. Y, sobre todo, al haber tenido la oportunidad de disfrutar de tantos cargos en el gobierno local, gracias a que Juan Vivas lleva ganando elecciones desde hace un porrón de años. Lo cual le ha permitido ser, después de la trampa tendida a Pedro Gordillo, por quienes le odiaban, la segunda persona con más relevancia en el Ayuntamiento.

Ahora bien, por qué actualmente la consejera todopoderosa está dando muestras de pesadumbre y ha optado por cundir entre sus más allegados que está hasta el moño de la vida que lleva a la vera de nuestro alcalde. Porque sabe perfectamente que ha caído en desgracia ante quien hasta ahora la había venido adulando como si fuera la reina del colmado.

Y sus ilusiones se han venido abajo. Al darse cuenta de que a la hora de la verdad su admirado y querido Juan Vivas ha cambiado de brazo derecho. Y es que los celos son muy malos. Malísimos. Y tan insoportables como para que nuestra estimada YB, aprovechando una imputación, siempre desagradable, esté cundiendo que lo dejará todo para ejercer de maestra. Ya mismo.
 

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