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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / DESDE LA OTRA ORILLA

El filósofo, José Antonio Marina, cumbre en Algeciras
 


José Salguero Duarte
opinion@elpueblodeceuta.com

 

El pasado jueves, 9 de enero, en Algeciras (Cádiz). Se celebró un acto cultural propio de capitales culturales relevantes, sin parangón alguno en esta especial ciudad de mis amores, despegos y desengaños. Porque el excelso y eminente pedagogo, José Antonio Marina, uno de mis maestros espirituales, literarios y filosóficos ofreció una extraordinaria conferencia titulada “La educación del talento”, en el salón de actos de la UNED. Con un lleno total de asistentes muchos de pie, a los que el conferenciante dirigió sus primeras palabras de agradecimiento nada más iniciar su intervención. Siendo servidor, uno de los muchos que gozó y disfrutó de la conferencia, en ese estado posicional pegado a la pared pero sin llenarme de cal, al apoyar mi hombro en el filo de la navaja donde me encuentro siempre al otro lado de los poderes políticos… establecidos y de sus partidistas tentáculos justicieros.

La tarde era medianamente gélida, aprovechando más que sobradamente el tiempo que empleé asistiendo a tal plausible acto cultural, patrocinado por la refinería CEPSA. Porque otra ocasión como ésta no se me iba a presentar, ya que desde hace años, José Antonio Marina, es uno de los manantiales a los que acudo, para beber de lo que brota en algunas de sus obras, entre ellas, “El vuelo de la inteligencia”, que es uno de mis libros de cabecera y el que tengo siempre a mano en la mesa de mi despacho. Encontrándose tan gastado de usarlo, como otro de él que un labrador aragonés se lo llevaba al campo para leerlo.

Es tal como lo digo y expongo, porque cuando me encuentro subido en los ramajes de los árboles, sin saber qué vuelo emprender. Percibo las energías suficientes a través de su filosofía, literatura y pedagogía, para emprender la senda que no visionaba, como consecuencia del follaje que me circunda, sin dejarme ver en momentos puntuales la luz del camino a proseguir.

Aconsejable es, por tanto, hacer una parada para pensar y reflexionar cuando lo necesitemos. Siendo eso lo que hice en la tarde-noche del jueves citado, yendo a beber físicamente en persona por primera vez de las fuentes culturales, sociales, pedagógicas y literarias… de José Antonio Marina.

Habiéndoseme reforzado aún más el convencimiento de que, cuanto más importante es o sea una relevante persona de la cultura, de las artes o de otros gremios con sus creaciones, actitudes y genialidades a favor del bien común de la humanidad. Más sencilla, accesible y afable es. Captando esas y otras cualidades de Marina, a través del lenguaje o léxico desarrollado en esta conferencia sin alardes ni florituras, llegando a todas las edades de público erudito o no con las materias expuestas.

“El vuelo de la inteligencia” y otras obras de Marina, son muy apropiadas e imprescindibles para conocer a través de él qué es la inteligencia, la que según dijo “se asemeja a un juego de póker en el que hay cartas buenas y malas, pero no siempre gana el que lleva las mejores cartas, sino quien sabe jugarlas mejor. Siendo la función más importante de la inteligencia el enfrentarse al problema. Por ello, todo lo que hacemos es para satisfacer un estado de ánimo para mejorar. Pero cuando no sabemos resolver un problema, acudimos a la guerra como hace 200 mil años. Habiéndose confundido en España al listo con el inteligente”, dijo.

El filósofo marcó sus doctas pautas calando hondo en todas las ideologías y posiciones culturales y sociales que abarrotaban la sala. No molestando ni lo más mínimo a la concurrencia, porque con su templado capote de seda nos lanceó (con perdón) hasta con ejemplos, para que visionáramos mental e imaginariamente lo que nos estaba explicando. Aunque, lanzó dardos envenenados y con razón, contra la desidia de los gobernantes españoles por sus desafortunadas faenas con el modelo educativo que imponen…

José Antonio Marina, alentó a la ciudadanía a que abandone el pesimismo y la pasividad, al decir entre otras cosas más que: “Nos estamos empobreciendo en todos los niveles, porque estamos desperdiciando a los talentos”, entre ellos, a los que se marchan fuera de España en busca de empleo. Para proseguir diciendo “la riqueza de las naciones eran las materias primas que poseían. Ahora eso se ha acabado, porque su riqueza es la educación…”.

Finalizado el acto, tras hora y media de duración con un turno de preguntas, me dirigí hacia él diciéndome al acercarme: “Has aguantado de pie toda la conferencia”. A lo que le respondí --no me importó, maestro--. Inmediatamente después le dediqué mi obra “Vómitos de un volcán”. Y él hizo lo propio con su libro “El vuelo de la inteligencia” que le llevé para que me lo firmara, poniéndome: “A José, espero que tu inteligencia VUELE alto, un abrazo”.
 

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