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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 22 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

La mentira por sistema
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El presidente del Gobierno, de quien se dice que los periodistas le producen urticaria –con la excepción de Francisco Marhuenda: director de ‘La Razón’ y heraldo suyo en todas las tertulias radiadas y televisadas-, se ha decidido salir al paso de dudas y rumores con una amplia declaración pública acerca de los problemas principales del país, lo cual es siempre de agradecer.

Máxime tratándose de él, que tiende siempre a encerrarse en una máscara de silencio que quizá pueda ser útil para el Gobierno, para su partido y para los votantes populares que no necesitan meter el dedo en la llaga a fin de creer en su presidente. Comportamiento que también nos sirve a los demás para confundirnos tanto como para abonarnos al resbaladizo terreno de pensar que Mariano Rajoy no cesa de engañarnos.

La declaración pública del presidente del Gobierno ha sido realizada mediante una entrevista llevada a cabo por Gloria Lomana; veterana periodista y actualmente directora general de Antena 3 Noticias. Y las preguntas, pese a que estaban pactadas, pues pensar lo contrario sería pecar de alma cándida, fueron respondidas de modo y manera que nos hace concederle el mínimo crédito al presidente.

Uno de los puntos abordados es el incumplimiento de sus promesas electorales. Y al buen hombre no se le ocurre decir nada más y nada menos que si bien no ha cumplido con sus promesas si lo ha hecho con su deber. Y se queda tan pancho. Ya que responde convencido de que el engaño, como ya dije días atrás, detestable en otras actividades, en la política es laudable y glorioso, y hasta merecedor de las alabanzas que recibe quien obtiene el poder por la fuerza.

En lo tocante a la infanta Cristina, verdad es que todas las cartas constitucionales dignas de respeto incluyen, en su letra o al menos en su espíritu, las necesarias garantías evitadoras de que ningún ciudadano, bajo ninguna circunstancia, pueda verse arrollado en sus derechos básicos y elementales; entre otros, la presunción de inocencia, el juicio justo, la pena proporcional al delito y las condiciones dignas en que haya de cumplirse.

Aunque luego sería absurdo no reconocer que existen privilegios. Y la infanta ha disfrutado de ellos y seguirá disfrutándolos. Al grano: por más que el presidente del Gobierno deba respeto a la Familia Real, sobraba el “Yo estoy convencido de la inocencia de la infanta Cristina”. Así como que “No debería renunciar a sus derechos”. Pues se ha expuesto a que se le considere un “lacayo genético”. Que así llamaba Emilio Romero a quienes le hacían la ola al Rey.

Por cierto, bien haría el presidente del Gobierno, por más que haya dicho muchas veces que él es nada más que lector de los periódicos deportivos, en hacer una excepción y leer el artículo, titulado “Amor o codicia”, escrito por Elvira Lindo en “El País”. Todo antes que intentar por todos los medios que la Familia Real no salga dañada aunque sea a costa de que la balanza de la Justicia quede tan maltrecha como desairada. Y expuesta, por tanto, a los malos vientos que vienen soplando desde todos los rincones de una España harta de estar sometida no sólo al yugo de los más ricos, sino también al de los privilegios por parte de quienes copan las instituciones. En fin, que la entrevista de Gloria Lomana a Rajoy no ha servido para nada. Bueno, sí, ha servido para afirmarnos más en la idea de que nuestro presidente nos ha mentido porque era su deber hacerlo. Y, encima, querrá que lo votemos.
 

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