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OPINIÓN - MARTES, 28 DE ENERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Voluntad a raudales
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me dio a mí por contar en la última miscelánea semanal la respuesta que me dio un directivo del Ceuta cuando le pregunté cómo se las apañan para poder costear los gastos de un equipo en categoría nacional sin apenas recursos económicos.

Respuesta que no tengo ningún inconveniente en repetir: “Lo hacemos echándole mucha imaginación, todas las ganas posibles y un entusiasmo desmedido. Para no decaer en el empeño de que el Murube siga siendo un recinto que dé cobijo al primer equipo de la ciudad”.

Me consta la de veces que a este directivo, muy principal hacedor de que se esté obrando el milagro de que aún no haya desaparecido en esta tierra el fútbol en Tercera División, se le ha dicho que bien haría en desligarse del equipo cuanto antes.

Pero nuestro hombre, por más que le argumenten que mejor le iría en la vida, tanto en el aspecto personal como en el laboral, si fuera capaz de renunciar a ser dirigente de un club deficitario, oye a todos los consejeros como quien oye llover. Es decir, que cuanto se le dice le entra por un oído y le sale por el otro.

Su deseo de continuar siendo dirigente destacado de un club que le genera innumerables obligaciones, y cuyo mantenimiento solamente le ocasiona trastornos, críticas acerbas, problemas de todo tipo, y hasta persecuciones solapadas, ha llegado a constituir motivo de análisis. Máxime cuando estamos hablando de un directivo que, precisamente, tampoco es muy dado a chuparse el dedo.

Así, cuando ha salido a relucir en cualquier conversación la forma de proceder del directivo que lleva ya mucho tiempo asumiendo gran parte de la responsabilidad del primer equipo de la ciudad, se ha dicho que en éste, en el directivo, prima, por encima de todo, una pasión desmedida por el fútbol de su tierra. Y aun los hay que razonan lo dicho valiéndose de la intensidad con la que suele vivir los partidos desde el modesto palco del Alfonso Murube.

Cuando a mí se me ha preguntado al respecto, he dicho siempre cómo nos hemos equivocados todos los que en algún momento dudamos de que la persona en cuestión, a la que no hay por qué mencionarla, pudiera continuar al frente de un Ceuta abandonado por todos. Un Ceuta a quien las autoridades, aprovechándose de la crisis económica, dejaron que se produjera su descenso administrativo y además estaban convencidas de que maltratando al osado directivo, sería motivo suficiente para que éste pusiera pies en polvorosa. Y, claro, erraron también en el diagnóstico.

El primer equipo de la ciudad está dando muestras palmarias de ser dirigido por personas a las que cuesta lo indecible minarles la voluntad que les mantiene al frente de una sociedad carente de medios suficientes para afrontar un campeonato duro y complicado. En una ciudad donde el primer equipo ha destacado durante muchos años entre los conjuntos mejores de su grupo. Y, por tanto, a sus aficionados también les ha sido más difícil adaptarse a los tiempos de penurias.

Pues bien, ninguno de los males que se cernieron de repente sobre el primer equipo de la ciudad, con el consentimiento de la primera autoridad municipal, por más que hayan dejado heridas abiertas, ha podido derribar la voluntad del directivo de marras, convertida en muralla infranqueable. El Ceuta, además, ya ha salvado la categoría. Cualquier otro logro sería para celebrarlo por todo lo alto. La verdad está en lo que se hace. No en lo que se dice.
 

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