PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 17 DE FEBRERO DE 2014

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

En una jarra
 


Javier Chellarám
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Las redes sociales son tan rápidas como infinitas y más allá del encuentro en persona y el cara a cara... se alarga y expresa tras de si lo que nadie es capaz de contar al destinatario en cuestión.

La frontera ha traido las historias del drama humano y que todo se acaba en menos de nada para amanecer uno mas entre tantos, una vida flotando en la orilla.

La gente monta su hipocresía tras un perfil pero mientras el moreno aparca lujosos coches en un supermercado, los grandes empleados de la función pública, empresarios y gente acomodada se las pega en las colas, para sacar la comida y la bebida unos euros más baratos.

Una señora que es médico y el marido adjunto consorte a la atención al ciudadano, en su lujoso coche salían de las compras mientras habían dejado en las manos del inmigrante unos centimos con que justificar su labor humanitaria.

Y mientras se sueltan cabronadas en las redes sociales gente que presume de uniformes, pero tirando a la GUARDIA CIVIL, me quedo con la historia que lleva ese tinte lleno de ternura.

Hace la tira de años tantas que es más de la cuarta parte de mi vida, murió una abuela en una de las calles del barrio y mientras se calmaban los llantos y las ausencias, una hija limpiaba los rincones y recogía los recuerdos de aquella casa, y en una jarra...había cinco duros de la época y como la vida es un legado para los descendientes, aquella mano que apretaba la moneda y suspiraba al cielo, se fué al zoquillo de la Plaza, y un abanico para la niña compró y un camioncito al niño le dió.

Aquello era una sonrisa al cielo por que si esa moneda era para comprar cualquier urgencia de cualquier dia, si poner unas flores en un nicho o dejarlo en el cepillo de una Iglesia nunca sabríamos donde pararían.

Esa tarde jugaban dos niños en un banco y en la plazoleta, mientras la niña cantiñeaba coplillas y se hacía unos bailoteos, el chiquillo se imaginaba su fantasía haciendo sus mimos con la camioneta.

En una jarra, caben tantas cosas de la vida, servir de rotonda para dar media vuelta, guardar como alcancía y ser la hucha petitoria de CRUZ ROJA.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto