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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE FEBRERO DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Demagogia y rencor
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El seis de febrero forma ya parte de uno de los días negros de esta ciudad. Tan negro como para que rebasadas ya las dos semanas de la tragedia ocurrida en una de sus playas, donde perdieron la vida muchas personas que ansiaban asentarse en una tierra mejor que la suya, aún se siga escribiendo, hablando, discutiendo, analizando e investigando las causas que originaron el drama.

En las tertulias, sean estas televisadas o radiofónicas, las opiniones sobre el fatal desenlace acaecido son tantas como distintas. Todos los participantes expresan sus pareceres y no pocos suelen aprovechar la ocasión para arrimar el ascua a la sardina de sus conveniencias.

Los articulistas de los medios escritos y digitales, que son muchos, claman contra la injusticia de lo sucedido, como no puede ser de otra manera; aunque, inmediatamente, reconocen las dificultades con las que han de actuar los guardias civiles en frontera tan desprovista de todos los medios necesarios para afrontar una tarea enorme, descomunal, peligrosa… Tarea de la que hasta ahora la Comunidad Europea se ha llamado a andana.

En cualquier caso, tampoco conviene echar en saco roto las críticas que se han producido acerca de la desidia que han venido mostrando los distintos Gobiernos de la Nación; sabedores de que en Marruecos miles y miles de inmigrantes esperan el momento en que las mafias les indiquen que les ha llegado la hora para entrar en Ceuta y desde la que podrán poner rumbo a la tierra de promisión de un nuevo mundo.

Hay que tener en cuenta, también, que las autoridades que han manejado la información del desastre ocurrido, el ya fatídico seis de febrero, día negro para la historia de esta ciudad, no deben quejarse por la críticas que vienen recibiendo por parte de los partidos de la oposición y de los medios afines y menos afines. Y, desde luego, deben ser las primeras en desear que todo se aclare. Por más que en el empeño alguien hubiera de asumir las posibles consecuencias derivadas de cualquier torpeza cometida. Puesto que así lo exigen los muertos. Que son, a fin de cuentas, los que más han perdido.

Ahora bien, en momentos así, es decir, ante desgracias de tamaña magnitud, todos sabemos que existen personas capaces de salir a la palestra para avivar el fuego de la inquina contra quienes ya han sido señalados como posibles culpables de los hechos.

Personas que carecen de miramientos o reparos a la hora de tachar de cruel al delegado del Gobierno; de energúmeno, soberbio y altanero al Director General de la Guardia Civil, e hipócrita sin escrúpulos al Ministro del Interior.

Individuos que aprovechan el drama que se está viviendo para darle rienda suelta a la secreción de la bilis almacenada día a día en el quehacer habitual…; el exabrupto santificado por toda una vida de indisposición contra el mundo que les ha impedido conseguir logros por los que han venido suspirando. En suma: disfrutan de lo lindo, en trances donde resulta de una comodidad apabullante hacer del buenismo bandera. Y salen a escena enfebrecidos por la demagogia y el rencor.

Cobardes y tramposos se titula el artículo escrito por Juan Luis Aróstegui contra el delegado del Gobierno, el Director General de la Guardia Civil y el Ministro del Interior. ¿Cómo es posible que el íntimo amigo de nuestro alcalde, y quizá su mejor asesor, haya sido capaz de mostrar tanta ferocidad contra compañeros de Vivas?
 

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