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OPINIÓN - JUEVES, 6 DE MARZO DE 2014

 
OPINIÓN / LA CRONICA

Los puntos “oscuros” del juicio a Gordillo
y la amnesia de la denunciante

Por Alejandro S.


La defensa de Pedro Gordillo planteó, desde el primer momento, el carácter ilícito e ilegal de las imágenes objeto de polémica por su contenido sexual. Alegó Martínez Selva que contravenían un Derecho Fundamental amparado en la Constitución –como el derecho a la imagen-, por lo que indicó que se trataba de “una prueba viciada” y solicitó la nulidad de la misma por obtener5se de manera fraudulenta y sin consentimiento del afectado.

Durante la declaración de Sineb Ahmed Mohamed, al ser preguntada si le pidió permiso a Pedro Gordillo para grabarle, contestó: “No le pedí permiso para grabar lo que me hacía, como él tampoco me lo pidió para hacerme lo que me hizo”.

La Defensa de Gordillo se basó, inicialmente, el los informes de los peritos, sobre las pocas garantías de no haber sido manipulado el teléfono y las dudas que recaían sobre la cadena de custodia de las pruebas.

Martínez Selva incidió en el hecho de que un teléfono marca Nokia modelo 8.60D podía haberse utilizado con distintos aparatos, ya que en el teléfono no había ninguno de los archivo que contenía el CD y la grabación del mismo, nunca es la grabación original. Se basaba la Defensa en la denominada “doctrina de los frutos del árbol prohibido”, por el que se considera que si se contamina una fruta su cosecha está contaminada.

Se produjo un receso por parte del Tribunal para deliberar sobre estos extremos. Durante cerca de tres cuartos de hora, debatieron la impugnación de la Defensa de Gordillo, período que inquietó a la acusación particular y esperanzó a la Defensa en una decisión favorable para sus intereses.

El Fiscal siempre entendió que en la relación entre Gordillo y su denunciante siempre se aprecia un trato de afabilidad y no de agresión sexual, porque no hubo violencia en ningún momento. Es más, el propio presidente del Tribunal, Fernando Tesón interrogó a la denunciante sobre la posibilidad de que si no podía “zafarse” de Pedro Gordillo, a lo que la afectada repuso que, en esos momentos, apenas podía respirar, se sentía asqueada y se encontraba temerosa.

“Era fuerza, miedo, es que no me lo creía –dijo-. Me siento ridícula e impotente ¿Opciones? Pude salir corriendo gritando por los pasillos. ¿Le doy un bocado y es un delito y lo castro para toda la vida?”, se preguntó ella misma.

El Tribunal, tras debatir en privado la nulidad que planteaba Martínez Selva, resolvió que “no ha lugar a la misma”, apuntando como razones que el problema de la cadena de custodia de las pruebas “se trata de fiabilidad y no de valoración; se estudiará posterior mente”, dijo Fernando Tesón, quien también añadió: “No cabe la nulidad de la prueba de grabación porque no contraviene el secreto de comunicación, ni afecta al derecho a la imagen con tal medio probatorio a efectos de valorar un delito público”.

Se aludió a ofrecimientos de trabajo de Pedro Gordillo a la denunciante en las Brigadas Verdes, hecho que nunca se produjo. También de un ofrecimiento de una vivienda de Protección Oficial en el Sarchal, hecho que tampoco se culminó. Otro ofrecimiento de trabajo en Amgevicesa, que tampoco lo obtuvo.

En la primera ocasión que, según la denunciante Gordillo se despidió de ella, besándola en la boca, ésta dijo que “me hice la tonta y no le di importancia”. Ante las reiteradas preguntas del Fiscal, sobre las razones de repetir las citas a las que era convocada por Gordillo, la denunciante dijo que siempre acudía porque iba buscando una vivienda y un empleo, que resolvieran sus “problemas”.

El Fiscal siempre mantuvo que las relaciones fueron continuadas y consentidas, sin que la denunciante obtuviera contraprestación alguna. De ahí que pidiera la libre absolución para Pedro Gordillo, quien siempre mantuvo que se sintió provocado. Y al ser preguntado cómo, aludió a fiestas a las que acudía a Marruecos la denunciante donde tenía r elaciones, además de que siempre acudió a las citas solas, cuando lo más habitual hubiera sido que fuera con una prima, una sobrina o algún familiar. “El tipo de relación –dijo Gordillo-, siempre la eligió ella y la felación era la forma en la que me podía grabar”.

“Ella lo quería y lo consentía”, dijo Gordillo para justificar la conducta de su denunciante.”No admitió otro tipo de relación”, insistió. “Si la primera vez no le hubiera interesado, no habría acudido tantas veces; le interesaba grabarme”, manifestó Gordillo.

“Con nadie he usado la violencia, ni la coacción. La insinuación partió de ella. Yo no tenía facultad para dar empleo o vivienda”, dijo el acusado. Y en un caso, el propio Pedro Gordillo dijo que él mismo firmó un documento en el que suscribía que no reunía los requisitos para unas pruebas.

Por parte de la denunciante hubo algunos olvidos, justificándolos por la medicación que venía siguiendo “para olvidar”. Al ser preguntada sobre pruebas de violencia, Sineb Ahmed aludió a que era sujetada de la cabeza, por la zona de la nuca, pero nunca fue contundente en afirmar que sufrió violencia en las acciones.

Al ser preguntada la denunciante “¿no le parecía peligroso meterse en la boca del lobo teniendo los antecedentes de otras ocasiones?”, para conocer el porqué reiteró las visitas al denunciado, contestó que “no, fui al médico con depresión. La medicación me impedía discernir”.

Al ser preguntada por el Tribunal la denunciante no supo contestar acerca de quién tuvo la idea de grabar a Pedro Gordillo: ella o su primo guardia civil.

La grabación se hizo en dos ocasiones distintas, con un período de dos o tres meses, ya que la primera, según manifestación de la denunciante, no tenía nitidez de imágenes, lo que evidencia la intencionalidad y el objeto de “encerrona” para “cazar” al expolítico.

Sineb Ahmed concluyó reconociendo que la denuncia fue consecuencia de no recuperar el CD que cedió para que lo visionaran Juan Vivas y varios consejeros y por el hecho de que el borraron la grabación del móvil, tras entregarlo porque, a requerimiento de Juan Vivas, éste decía no creerse las secuencias si no las veía en el teléfono móvil.

Cuando le dijeron que no volviera más por el Ayuntamiento a reclamar lo que ella entendía que era suyo, Sineb Ahmed dijo que Vivas no creyera que el Ayuntamiento se lo había dejado su padre en herencia.
 

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