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OPINIÓN - LUNES, 24 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Un hombre de Estado
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Palabras del Rey, en su comparecencia en TV ayer mismo, a los pocos minutos de hacerse pública la noticia más apenada del día, “el fallecimiento de Adolfo Suárez”.

Pero, además de un hombre de Estado, hay que ver, mirando hacia atrás, a un Adolfo Suárez leal, un adjetivo que es muy poco frecuente en nuestras tierras.

La lealtad de Suárez fue una constante en su vida y donde más se ha demostrado, y lo conocemos muy bien quienes le conocíamos, en aquella época, fue tras la muerte de Herrero Tejedor, en un cruce de la carretera de la Coruña con otra que va a Valladolid, en la provincia de Ávila.

Aquel accidente que costó la vida a Herrero Tejedor era el paso inicial para las altas aspiraciones de Adolfo Suárez, pero a pesar de su ambición por alcanzar cotas importantes, cada día había unos instantes para dedicárselos a Herrero Tejedor, con esa flor que nunca faltó sobre la tumba.

Hemos dicho que fue un hombre leal a quienes vivieron con él, algo que no se correspondió por parte de muchos de los que estuvieron a su lado, a pesar de ser un hombre de concordia que abrió el camino a nuestra democracia.

Las palabras del Rey, breves pero muy sentidas, nos han dado la imagen de lo que él era para los demás y de su trabajo desde que fue nombrado presidente:”Impulsamos Adolfo y yo”.

Lo suyo fue unir a los españoles, a pesar de lo cual no logró, en sus días de presidente que todos se lo reconocieran. Porque en su mismo partido, UCD, había una serie de intrigas constantes, desde el PSOE tuvo una oposición tremendamente dura y desde el ámbito militar era animadversión más que a la política del día, al propio Adolfo Suárez.

Afortunadamente, hoy como despedida a un hombre grande hemos oído palabras de gratitud del Rey, y palabras de gratitud del presidente del Gobierno en estos términos:”uno de los grandes hombres de nuestra historia y nuestra época”.

Unas frases muy atinadas sobre un hombre de concordia, el hombre que nos abrió las puertas de Europa, y un hombre que no desdeñaba a nadie aunque fueran de un talante muy distante del suyo.

¿Llegó hasta donde él quería?. Sencillamente no, él hubiera llegado mucho más lejos, pero la dureza, en aquella época, del terrorismo no le permitía ir dando los pasos que él hubiera querido y los odios de las facciones más duras del franquismo a todo lo que fuera progreso, a todo lo que fuera libertad, frenaron una serie de hechos que quedaran en su mente.

Y ya es lamentable que hoy, precisamente hoy, cuando ya nos ha dejado, muchos de los que, en otros momentos le volvieron la espalda, ahora, aunque sólo sea por dejarse ver, admitan las muchas cosas buenas que él inició, y algunas de ellas sólo se quedaran en proyecto por no haberle dejado concluir su proyecto.

El secreto, al menos hasta hoy, está en saber “con pelos y señales” por qué tuvo que dimitir, quienes le impulsaron a ello. Y es que su lealtad, su hombría de bien, su sentido de lo que es el estado, le han impedido decir lo que se habrá ido con él a la tumba.

El 23F, después de haber dimitido Adolfo Suárez, era el culmen de los chantajes a los que él no se doblegó nunca. El 23F Suárez no se tiró al suelo, su dignidad no le permitía tirarse al suelo ante la pistola de un golpista.
 

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