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OPINIÓN - JUEVES, 27 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Master acelerado
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Así es como debiera entender el mundo de la política la lección que el pueblo le ha dado en el fin de semana a todos los políticos de nuestros días, con las atenciones y el cariño que han demostrado a Adolfo Suárez, en sus instantes finales.

El pueblo español les ha dicho a los políticos que lo que hay que hacer en el Congreso, en el Senado, en los Ayuntamientos o en las Comunidades Autonómicas que no están haciendo nada válido y no son válidas sus acciones porque sean del signo que sean van “los unos a llevárselo”, “los otros a medrar”, “los de más allá a promocionarse ahí porque serían incapaces de hacer nada positivo”, y que muy pocos, se podrían contar con los dedos de una mano, van a cumplir con su cometido de trabajar para que este país, de arriba abajo y de abajo hacia arriba, ocupe el lugar que le debe pertenecer.

Y es que, a todos sin excepción, desde una perspectiva de gran dificultad, Adolfo Suárez les dio una lección de cómo se puede cambiar una estructura ya pasada, por otra más moderna, con trabajo, con entrega y no “llevándoselo”, como están haciendo la mayor parte de los que han hecho de la política una profesión, mal entendida.

Cuando alguien, aparentemente con razón hasta el pasado sábado, decía que los españoles estaban asqueados de la política, se estaba equivocando en un matiz, no de la política, sino de los que tratan de dirigir, en provecho propio, la política.

El pueblo además de soberano es sabio y el hecho de que durante casi 24 horas haya habido colas de hasta cinco kilómetros, esperando dar el último adiós a Adolfo Suárez, es el síntoma más evidente de que un pueblo no es engañado con cuatro cuentos chinos, porque el pueblo ve lo que hay, analiza las gestiones y al final actúa como tiene que actuar, sin mirar hacia ninguna parte.

Tres ex presidentes se han dejado ver, los tres que aún viven, y se habrán dado cuenta de que a ellos se les dejó una buena herencia, se les dejó marcado un camino que no siguieron con rectitud, en muchas ocasiones.

Suárez ha muerto sin que nadie le haya podido reprochar que prometió y no cumplió con sus promesas, que se haya aprovechado del cargo para enriquecerse, para enchufar a los suyos, para medrar él y todas sus generaciones. Y lo que más ha dolido y duele aún es que, en parte los políticos de la oposición, en parte castas de influencia de siempre y en parte, en mucha parte, sus propios compañeros de viaje no le ayudaran, le impidieran llevar, hasta el final, su proyecto.

Lo que más ha aparecido en los reportajes del domingo y del lunes fue la famosa chapuza de Tejero, ese descerebrado, cuando pistola en mano encañonaba al, todavía, presidente, y lo que ha hecho valorar más la propia personalidad de Suárez, especialmente por las generaciones que no le conocieron, es el hecho de que mientras todos los demás “chuparon moqueta”, él, el presidente, aguantó el tirón y permaneció en su escaño:” No podía permitir que una vez muerto, por una pistola asesina, manejada por un demente, en la autopsia se dijera que había muerto de un tiro por la espalda”. Por eso, especialmente por eso, siguió de frente, cara a cara y de ello el pueblo no se olvida y además eso se lo agradece.

Ahora, cuando estamos en vísperas de otro tipo de elecciones, la casta política debiera dar muestras de que ha aprendido la lección, ya que no son cumplidores, que sean medianamente inteligentes.
 

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