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OPINIÓN - LUNES, 31 DE MARZO DE 2014

 

OPINIÓN / LA ZARPA

Perros al servicio de sinvergüenzas
 


Julio Basurco Díaz
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Voy a empezar hablando de José Ángel Crego, el líder de CEL (Círculo Empresarial Leonés), quien ha declarado recientemente que “el trabajador debería pagar 45 días por año a la empresa que lo despide”. Que este impresentable continúe al frente de la patronal leonesa nos revela el grado de desfachatez, sinvergonzonería y envalentonamiento al que han llegado gran parte de los representantes del poder. En una democracia verdadera, aquellos que ostentan puestos de privilegio se cuidarían mucho de ofender a los de abajo. Como he escrito alguna que otra vez, que los de arriba tengan miedo no es más que salud democrática. El miedo es un factor político y debe cambiar de bando.

Lejos de constituir una excepción, las palabras del señor Crego están en sintonía con la última estupidez de la infame alcaldesa de Madrid, Ana Botella. A un “manifestódromo” es adonde pretende trasladar la señora de Aznar al madrileño que pretenda alzar la voz contra las políticas del Partido Popular. Manifestarse está bien, pero sin molestar. El centro y las principales plazas de la capital deben estar libres de perroflautas, maleantes, rojos, feministas y demás escoria. Ya en su día, tan aristocrática señora dijo que los mendigos constituían una “dificultad añadida” para la limpieza de Madrid. Parece ser que los manifestantes también. O eso es lo que nos traslada este Gobierno al lanzarnos sistemáticamente a sus cabezudos de escudo y porra.

El pasado sábado hubo manifestaciones en Barcelona y Madrid. Ambas acabaron con intervenciones policiales. Mejor dicho, ambas acabaron con excesos policiales. En Barcelona, cuando los antidisturbios decidieron cargar contra un grupo de encapuchados, volvió a oírse el famoso grito de “¡Que soy compañero, coño!”. En Madrid, en cambio, no fueron a por sus compañeros infiltrados, sino que directamente decidieron agredir a la prensa, como demuestran varios vídeos. Algo habrían hecho.

Mucho se ha hablado estos días de la labor de los antidisturbios. Los que se han puesto de parte de estos funcionarios públicos argumentan que “hacen su trabajo”. Es cierto. El antidisturbios “sólo” hace su trabajo cuando te parte la cara. No piensa en tu situación, en si tienes hijos, si estás en paro, desahuciado o pasas hambre. Él recibe la orden de cargar y golpear con la porra a todo el que se ponga por delante, incluidos mujeres y menores de edad. No, el antidisturbios no tiene culpa de nada, tan sólo es un perro de presa que tiene prohibido usar el cerebro y que en ningún momento separa lo que está bien de lo que está mal. Su trabajo, precisamente, consiste en no hacer juicios de valor. Tú no estás contra el perro, pero el perro no piensa en tu situación cuando va a morderte. No, tú no estás en contra del perro, pero sí que tienes derecho a defenderte del perro. Él no piensa en tus hijos. Si te ataca y piensas en sus cachorros no eres un buen ciudadano, eres tonto, al igual que si basas tu postura en las imágenes de los manifestantes que acorralaron a 15 policías el 22M y olvidas el contexto, la historia de los últimos años y la rabia que se respira y que cada vez se hace más insoportable entre gran parte de la ciudadanía. Luis Giménez, periodista del diario “Público”, hacía la siguiente valoración a tenor de este asunto:

“Es verdad que ha habido policías heridos. Es normal que la gente, después de tres años, esté cansada de ser apaleada en manifestaciones pacíficas, pero lo que no hay que olvidar es que quien ha estado apunto de perder un ojo por un pelotazo es un periodista, que quien ha perdido un testículo y seguramente pierda el otro por un pelotazo es un joven de 20 años, que más de medio centenar de heridos son manifestantes y que el 90% de esos heridos lo están por el uso de pelotas de goma. […] Yo estaba allí y vi, en la parte final de la manifestación, un uso de pelotas de goma que jamás había visto. Eran disparadas paralelas al suelo, directamente a los manifestantes. Veía a los jóvenes caer al suelo abatidos por esas pelotas”.

Creo sinceramente que en este país, y en particular en esta ciudad, existe una dislexia moral bastante preocupante. Mueren 15 inmigrantes en nuestras costas y el problema no son las víctimas, sino el trato que se le da a la Guardia Civil. Salen 2 millones de personas a la calle, son apaleados por las Fuerzas del Orden y las víctimas son los agentes de la ley. Quienes así piensan deberían empezar a darse cuenta de que ni ellos, ni los antiditurbios, le hacen ningún favor a la justicia, a la ley o al pueblo. Se lo hacen a José Ángel Crego. Se lo hacen a doña Ana Botella, señora de Aznar. Ellos son los violentos y los antisistema.
 

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