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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE ABRIL DE 2014

 

OPINIÓN / EL OASIS

Fotografía reveladora
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Los asesores de nuestro alcalde, si es que todavía los tiene, deberían impedir que éste fuera fotografiado de forma que la expresión de que una imagen vale más que mil palabras adquiriera visos de verdad. Cuando no es así. Al menos, a mí no me lo parece.

Sí, ya sé que los asesores, si aún los tiene nuestro alcalde, no dudarán en decir que éste, desde hace ya mucho tiempo, hace lo que le da la real gana y no admite consejo alguno. Sino que es él quien no se cansa de dárselos a cuantos despachan con él, comparten cualquier rato de ocio, horas de viaje, o estancia en los madriles o en la Conchinchina.

Nuestro alcalde, según dicen sus posibles asesores o el personal que despacha con él, lleva ya mucho tiempo fingiendo que oye poco. Eso sí, destacan que si quien le habla es Juan Luis Aróstegui, escoltado casi siempre por Mohamed Alí, se pone en posición de firme y es entonces cuando presta la mayor atención y hasta se le oye decir: “Cuenta, cuenta, Juan Luis, que soy todo oídos”. Y lo hace ante la mirada embelesada de Alí. El cual sigue sin dar crédito a la confortable situación que está viviendo desde que Aróstegui lo trajinó y se hizo con las riendas del partido.

A lo que iba (que si no se me va el discurrir por otros derroteros y aun soy capaz de ponerme a hablar de ese empresario local que compone con Aróstegui y Alí ese trío de presión para manejar a nuestro alcalde a discreción): cada vez que sale a luz pública una fotografía de nuestro alcalde y los dirigentes de Caballas, la gente va y dice inmediatamente: ¡A ver quién le dice ahora a Manolo que no llevaba razón cuando hace ya la tira de tiempo anunció que Vivas y Aróstegui habían pactado acuerdos varios!

La última fotografía que han publicado los medios, lograda durante el descanso del Debate del estado de la Ciudad, calcada a muchas otras, ha sido fiel demostración de cómo Aróstegui y su escudero, Mohamed Alí, tienen cogido a nuestro alcalde por donde más duele. No hace falta ser muy espabilado para darse cuenta de lo que evidencia la imagen conseguida.

En ella se ve a nuestro alcalde con las manos en altos y muy sobreexcitado, como pidiéndoles sosiego a quienes dan la impresión de tenerlo acorralado, mediante palabras no muy del gusto de un Vivas que aparece con el rostro desencajado. Lo curioso es que semejante imagen haya salido en medios afines a Caballas: tal vez porque sus dirigentes, y el empresario que los apoya y forma parte del pacto, hayan creído conveniente que los ciudadanos sepan de qué va la cosa. Es decir, Vivas y nosotros somos los que mandamos en esta ciudad y quienes se opongan ya saben que el barco, aunque sale más tarde que antes, aún sigue saliendo muy de mañana.

Y es ahí, créanme, ante situación tan esperpéntica, cuando yo me pierdo. Me explico: es verdad que gobernar no es mandar, por mucha mayoría que se tenga, pero a cuento de qué viene que nuestro alcalde, que goza de una mayoría absoluta, tenga que someterse a la voluntad de Aróstegui y de su escudero MA, por más que haya un empresario en la sombra alardeando de proteger cuantas decisiones tomen Vivas y Caballas.

¿Cuál es el misterio que rodea a semejante pacto? ¿Qué gana nuestro alcalde y, sobre todo, el PP con esa cohabitación? Es la pregunta del millón. La última fotografía obtenida durante el descanso del Debate del estado de la Ciudad es la mejor expresión de acollonamiento por parte de la primera autoridad municipal.
 

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