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                     Fue una mañana de aquel domingo 
					donde yo me desesperaba, y veía que los años no pasan en 
					balde y tu ya no eras lo que me sentía, y por mas que me 
					irritase ya me decía yo, yo palante... y tu patrás.. 
					 
					-Y por más que yo me dijera que aquello no estaba bien, y tu 
					no parabas de llorar era porque algo me decía que estabas 
					reinando.. 
					 
					-Había muerto Afriquita, el simbolo de la planta, la 
					antología de nuestro corredor y por ende algo se nos iba con 
					ella. 
					 
					-Por los buenos momentos vividos y las añoranzas de tantas 
					buenas veladas, con ese arte de saber cocinar y preparar 
					suculentos platos, con una serenidad increible nos dió un 
					saber estar y una familia que nos abrió las puertas a su 
					acogedor hogar, para compartir tantisimas celebraciones. 
					 
					-Allá que se fueron tantos momentos, mientras con Afriquita 
					se nos iban tantas sensaciones nos fuimos adentrando en el 
					Campo Santo, de Santa Catalina porque con los movimientos de 
					nichos ya no sabía donde estaban mis antepasados. 
					 
					-Con un paso tranquilo y sereno allá que iba con mi madre 
					viendo las lapidas y los nichos , hasta dar donde estaban 
					recogidos, mi abuelo Bernardo, mi abuela Anica, y el tito 
					Pepe. 
					 
					-Al paso de los patios , panteones y un silencio solo 
					contrastado por el viento del poniente, vi con una emoción 
					de lagrimas contenidas, donde estaba mi primo que tanto 
					sentimiento y melancolia hace que el silencio espeso no 
					pueda a veces ni contar de pasada ese silencio espeso, que 
					nos acompaña en nuestras vidas. 
					 
					-No queria mi madre irse sin ver la de mi tio Pepe , y tras 
					preguntar a mis primos por via wasap , y los consejos e 
					indicaciones de los cuidadores, allá que lo encontramos y 
					nos fuimos con esa tranquilidad y paz espiritual, que la 
					vida son dos dias y con el recuerdo, de aquel domingo, donde 
					mi madre lloraba , se lamentaba y se estremecía, porque en 
					menos de nada, todo se acaba aqui en la vida, como en la 
					mirada, uno viera como en un nicho que se perdía con un ramo 
					de flores. 
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