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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE JULIO DE 2014

 
OPINIÓN / ESCRITOS DURANTE EL CAMINO

Recuerdos de Barcelona

Por Quim Sarria


Volver sobre los pasos de uno conlleva una carga de nostalgia, quieras que no, que se adentra en la memoria aflorando recuerdos imborrables. Mientras paro un momento en mi viaje, para tomar un café, salta mi mente para evaluar en un santiamén partes de mi vida. Entre sorbo y sorbo del fuerte café, que me tomo en un bar de Jumilla, desfila ante la vista de mis neuronas momentos agridulces de mi paso por la Casa de Ceuta en Barcelona, de mis charlas con los Jesús, José, Julio, Rafa, África, Beatriz, María, etc., de las actividades que realizaba, de las asistencias a actos públicos -desde religiosos hasta políticos-, las inolvidables cenas, comidas y demás…

Pasa, una y otra vez, ante mí las escenas de la inolvidable cena de gala en la que la Casa de Ceuta en Barcelona, de manos de Rafael Corral, me hace entrega de la Caballa de Oro con la que me apuntalaba eternamente a mi querida tierra, como un esfuerzo simbólico para que nunca me olvide de ellos, ni de la Casa, ni de Ceuta.

Cerré mi mente, no sea que mi familia, que me acompaña en el viaje, se confunda y me crea paranoico, pero más que nada por evitar un accidente al estar divagando por el espacio y el tiempo sin atender la carretera.

Nada más llegar a Barcelona y después de saludar a la familia, paso directamente a visitar la Casa de Ceuta donde me encuentro con los viejos amigos que siguen acordándose de mí, menos mal, y con los que tomo unas manzanillas que saben a gloria.

El abrazo con el presidente, Rafa Corral, es de época, abrazo que ya no se destilan en estos tiempos de tanto móvil, Iphone, Ipod, etc., aunque he de confesar que no fue el único abrazo: todos los caballas de la Casa, desde Julio Carmona, Pepe Vera, Moreno, etc. me abrazaron con la misma fuerza de antaño, no menciono a todos porque sería muy largo y más parecería una lista de candidatos a las elecciones que un escrito.

Tengo la suerte de haber recalado este sábado, 21 de junio, en la Casa porque este día celebran una especie de festival de baile flamenco con un ambiente festivo que siempre me ha agradado, amenizado por la manzanilla y las buenas tapas que las cocineras de la casa hacen para el momento, y si también han sido los cocineros, bueno que no se ofendan también para ellos mi enhorabuena.

Hablo con Rafa sobre la situación respectiva y aprovechando un momento, le pido un favor que no duda en concedérmelo, es cojonudo este tío aunque habla más que el Iker ese de la Cuatro con sus paranoicas apariciones fantasmales y de Ovnis, si hombre, el del ‘Milenium’ ese.

En la sala de la Junta me reúno con el secretario, el eterno Julio Carmona, y hablamos de muchas cosas, sobre todo del periódico y de la situación de la Casa en estos tiempos de crisis.

Aprovecho para saludar también a las bellas damas caballas, ausentes de Ceuta desde no sé cuánto tiempo, y que siguen tan guapas como siempre y trabajando para la Casa.

El local se encuentra casi a tope con 80 personas –dato ofrecido por Rafa, del que doy fe- esperando el espectáculo que denominan “Baile Español” mientras Manolo, desde el mostrador del bar, se encarga de distribuir bebidas y tapas a mogollón.

Comienza el espectáculo con la actuación del grupo de la Casa de Ceuta en Barcelona “Aires caballas”, compuesto por Beatriz Rejano, Charo González, Fali Sánchez, Esperanza Borja, Petri Merino, Ana Domínguez y Charo Vidal bajo la dirección del maestro Andrés Naterro.

Unos pasos de baile español bastantes compenetrados y bien realizados, que representa la larga experiencia de estas mujeres caballas en el difícil arte de coordinar los brazos y piernas al unísono sin olvidar los ondulantes movimientos de sus cuerpos, que siguen presentando signos de la lozana juventud, y que cosecharon fuertes aplausos de la concurrencia.

Son, realmente, fans de la copla y de otras modalidades musicales, y aunque no son profesionales hay veces en que se sienten como tales y lo demuestran con el arte y poderío de sus movimientos.

Después salió al escenario el grupo del Centro Cívico de Riera Blanca, compuesto por Rosa Cubero, Laia Vázquez, Sara Ruiz, Lo Wang, Roser Kets, Tuth Costa, Gloria Albarrán, Begoña González y Caridad Galán con Andrés Naterro.

Mostraron muy buena realización, siempre bajo los movimientos mágicos del bailarín Andrés –profesor de la escuela de danza de la Casa de Ceuta- y realizaron puestas en escena del baile español.

Se ganaron al público asistente con sus actuaciones, sobre todo cuando sale el maestro Naterro acompañado por una de las bailarinas y ofrece al respetable una serie soberbia de su largo repertorio.

El baile español suele identificarse habitualmente con el baile flamenco, aunque no se identifica de forma estricta con el mismo.

La idea del baile español suele acompañarse de imágenes de un rasgueo de guitarra, taconeo y brillantes trajes y mucha gente establece esta conexión inmediata entre el país y el flamenco es, en realidad, un amplio número de bailes tradicionales de las distintas regiones del país que tiene sus características propias de comunicación y expresión personal.

Estas demostraciones quedaron patentes en los movimientos sincronizados de ambos grupos y del maestro, en particular, demostrando una vez más la honda afición de un grupo de personas por el baile.

Tenía previsto hacer entrevistas al profesor Naterro y al representante del Grupo de riera Blanca, pero por cuestiones ajenas y que no vienen al caso tuve que desistir.

En fin, un sábado pasado tan bien como suelen pasar los sábados en la Casa de Ceuta en Barcelona y una velada de baile español amenizada con las ricas tapas que las señoras, y algún que otro señor, prodigan en la cocina con sus excelentes dotes que no tienen nada que envidiar a las de Adríà Ferrán.
 

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