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					Asistimos a un momento histórico de regresión democrática en 
					el que el Gobierno, ante la inevitable contestación popular 
					provocada por su brutal y antisocial política de recortes y 
					expolio, responde a base de miedo y represión.  
					 
					Hace una semana, la Audiencia de Granada suspendía la 
					ejecución de la pena de Carlos Cano, el joven cordobés 
					licenciado en medicina condenado a tres años de cárcel por 
					su participación en un piquete informativo durante la huelga 
					de 2012. Aun así, nadie le libró de pasar unas cuantas 
					noches entre rejas en un país en el que los banqueros 
					chorizos y los corruptos campan a sus anchas. 
					 
					En Ceuta, esta actitud antidemocrática y autoritaria alcanza 
					su máxima representación a través de la figura de un 
					Delegado de Gobierno que hace todo lo posible por silenciar 
					las manifestaciones que no le agradan, que hace de la 
					chulería la característica principal de su gestión. Hace 
					meses, en una concentración por la Educación Pública, la 
					Policía se dispuso a multar al trabajador que colocó el 
					dispositivo de sonido para la lectura de un manifiesto. 
					Tenían órdenes de hacerlo. Meter miedo, que nadie se 
					movilice, que nadie hable. Eso es lo que pretende este 
					Delegado de Gobierno orgulloso de haber ocupado un escaño en 
					el Congreso el trágico día en que su partido, en bloque, 
					votó a favor de apoyar la masacre contra el pueblo irakí. No 
					olvidamos. 
					 
					Las últimas víctimas del señor Francisco Antonio han sido 
					Juan Luis Aróstegui, Mohamed Alí, nuestro compañero Julio 
					Basurco y dos activistas más. ¿El motivo? Protestar contra 
					el ministro José Ignacio Wert y defender lo de todos y 
					todas.  
					 
					Queremos comunicarle al señor Delegado y a todo el Partido 
					Popular que no pensamos dejar solos a nuestros compañeros. 
					Sabemos que lo que más les molesta a aquellos que desean 
					destruir todo vínculo social son las muestras de solidaridad 
					por parte de una ciudadanía harta de cínicos, de corruptos, 
					de caciques, de prepotentes. No les han multado a ellos. Nos 
					han multado a tod@s…y estamos orgullos@s. No pensamos 
					quedarnos de brazos cruzados mientras el Partido Popular 
					elimina el derecho a huelga, prohíbe el de manifestación y 
					limita la libertad de expresión que tanto sacrificio costó a 
					nuestros padres y abuelos. Podrán multarnos mil veces más, 
					pero no nos callarán. 
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