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OPINIÓN - LUNES, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2014

 

OPINIÓN / ANALISIS

La emigración : ¿tragedia o privilegio?
 


Nuria de Madariaga
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Un millón de españoles han tenido que emigrar desde el comienzo de la crisis, en su mayoría jóvenes profesionales. Y no se dice “emigrar” sino “salir”. Se van los mejores, aquellos que tienen más valor y mayores expectativas laborales, por más que el denominador común sea argumentar que “no queda más remedio”. A todos nos haría felices el que España fuera una tierra de oportunidades, pero también nos sentiríamos infinitamente más satisfechos de que, nuestros hijos, no tengan que desayunarse cada día con el último escándalo de corrupción política emitido por el telediario, el último, la “pujolada” y la impunidad total y absoluta con la que la familia Pujol ha mangurrineado durante décadas, amparado por el silencio cómplice de los sucesivos gobiernos centrales, esto último ha sido moralmente devastador.

Porque Jordi Pujol ha hecho exactamente lo que le han permitido hacer, “todos” lo sabían y “todos” callaban. ¿Y los ERES andaluces? ¿Y las subvenciones para falsos cursos? ¿Y Jaume Matas? ¿Y las inmensas infraestructuras a medio acabar donde se han despilfarrado los dineros? ¿Y el aeropuerto de Castellón? ¿Y el caso Noos? Y sigan y sigan… Hasta llegar un momento en el que, los padres nos planteamos, no el que nuestros hijos no merezcan esta puta herencia envenenada, sino que va a resultar que España es la que “no merece” a nuestros hijos. Porque la España actual con su patética realidad de periódicas erupciones de escándalos, corruptelas, porquerías, amiguismo insitucionalizado, enchufismo como forma de vida y correndijas de los políticos a los juzgados en plan “que voy que vengo” esto de ahora, ninguno lo queremos ¿Qué ejemplo estamos ofreciendo a quienes empiezan su camino tras la prolongación de la adolescencia que supone una carrera universitario o una formación superior?. No extraña por lo tanto la propuesta facebukera de hacer una reforma legal por la que se sustituya al Santo Patrón de España, Santiago Apostol, por otras dos opciones de Santos Patrones, a saber, Luis Candelas o José María el Tempranillo, lógicamente por concurso de méritos.

¿Tragedia emigrar? No. Tragedia “de lo que emigran” de lo que dejan atrás, del mileurismo, de los empresarios vampiros y sus contratos de mierda, de ver el derroche más atroz (recuerden las ayudas y subvenciones zapateriles) sin consecuencias de tipo alguno. ¿Un parche? Borrar de un plumazo a los tropecientos mil aforados y dejar tan solo a unos cuantos, lo que sigue significando una vulneración del Principio de Igualdad del art.14 de la Constitución y un agravio comparativo para los “no” aforados. En mis tiempos se decía “miente más que el Calendario Zaragozano”, ahora los jóvenes dicen “miente más que un concejal”. Nosotros, los veteranos, no perdemos la esperanza de que la cosa se enmiende, pero mientras tanto y hablo en primera persona, mis hijos “van a salir” y si Dios lo quiere, fuera de Europa. ¿Saben que Nueva Zelanda es el país más honrado del mundo? Oportunidades hay, en Australia, en Israel, más difícil en EEUU, allí hay que ser un superserie y hablando de emigración a América, cuando la hambruna de la patata irlandesa cuando la gente moría con la boca verde de comer hierba y los irlandeses huyeron de las calamidades hacinados en las bodegas de los barcos, la frase era: “Cuando se está en Irlanda, en la miseria más absoluta sabíamos que de allí no se sale, estamos en América, en la pobreza más absoluta, pero de aquí “sí” se sale” Y, por ejemplo, salieron los Kennedy. ¿Tragedia? No la pérdida de las raíces, esas nunca se pierden porque el “ser español” lo llevamos en el ADN de las tripas desde nuestros antepasados de Atapuerca, salvando incómodos lapsus históricos de gentuza, como los romanos, de ahí que Escipión recogiera en sus Crónicas el dicho popular de aquellos iberos reveníos: “Me cago en los romanos, que nos están jodiendo y se comen nuestro grano”, pérdida no, distanciamiento de nuestra cultura sí, por eso mejor andorrear por este Occidente que es ali-oli de brujas de judaísmo, cristianismo, derecho romano, filosofía griega, oscura Edad Media, Cruzadas, el empaque inigualable de los Caballeros del Temple (¡Jacques de Molay: estás vengado!)¡Toma ya Revolución Francesa! Y tomen Renacimiento y al judío Marx tramando con su Capital y Humanismo Cristiano y el judío Freud dando por saco a los traumas y la Revolución Industrial con sus sindicatos y las primeras sufragistas y las dos Grandes Guerras que nos destruyeron para resurgir de nuestras cenizas y…y… bueno y los más espectaculares descubrimientos y logros científicos y tecnológicos. Eso, quienes “salen” lo llevan recosido en la vena aorta y es nuestro patrimonio común, el “ser” nadie lo puede arrebatar porque es la voz de nuestros ancestros europeos antes de que existiera Europa más que para los cartógrafos y para los Hombres de las Estrellas que aparecen en todas las tradiciones. En resumen, hoy por hoy y hasta que el tema remonte, emigrar puede ser un privilegio, un aprendizaje brutal, una experiencia gozosa-espantosa y lo digo fantaseando y enviando mi curriculum a países en los que pueda convalidar los estudios y así seguir aprendiendo. El “Suspiros de España” siempre nos llegará cada Nochevieja allá donde nos encontremos y donde nos encontremos, no desayunaremos con Pujol pasando las vacaciones en su masía ultra-lujo y paseando tan fresco, cuando a cualquier desgraciado con la milésima parte le meten encima más ruinas que las que tiene Pompeya. Y luego se vuelve, porque hay que volver y hacerlo con la alforja repleta de experiencias y el corazón ahíto de esperanza ¿Estarán los enchufes prohibidos en las leyes? ¿Mandarán los “excelentes”? Pues lo mismo los chicos vuelven y todo ha cambiado. Para mejor.
 

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