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OPINIÓN - MARTES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2014

 
OPINIÓN / COLABORACION

Ceuta no se puede permitir cuatro años más de desgobierno

Por Carlos Folch Valero


La reforma descrita de forma vaga en el programa electoral del Partido Popular, ni siquiera ha sido detallada ya que los populares se han negado a hacerlo. Existe confusión porque se habla de dos cosas al tiempo y se están mezclando términos. En algunos landers alemanes hay una papeleta para el alcalde y otra para los concejales. Eso es elección directa. En Grecia y Francia gobierna el partido con más votos, es decir, la lista más votada. Parece ser que el Partido Popular quiere esto último.

De seguir adelante, el Partido Popular implantará en España una reforma que va a contracorriente de lo que sucede en el resto de Europa. Italia, Francia y Reino Unido son las únicas naciones que eligen a sus alcaldes mediante el sistema mayoritario.

Según la recopilación realizada por Infolibre, el 90% de las 78 ciudades del país con más de 100.000 habitantes ya tienen como alcalde al candidato de la lista más votada. Tomando los datos de las elecciones municipales de 2011 y suponiendo que la nueva ley otorgue la victoria al partido que alcance el 40% de los votos emitidos, el Partido Popular se garantizaría la victoria en 49 de ellas, donde ya gobierna con mayoría absoluta. Además, la lograría en Zaragoza, Toledo o Vigo, donde manda el Partido Socialista Obrero Español, librándose de gobernar en minoría en Alcalá de Henares, Leganés, Getafe, Lugo o Segovia. Y conservaría Madrid y Valencia, dos feudos fundamentales que, según las encuestas, perdería con toda seguridad ante una coalición de izquierdas.

La clave, de hecho, no está en cómo elegimos, porque cada sistema tiene pros y contras. La clave está en la absoluta falta de control que tenemos los ciudadanos sobre los políticos durante el tiempo de su mandato. Y esos mecanismos no están sobre la mesa. Perfectamente. La mayoría absoluta del Partido Popular le permite modificar a voluntad la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) y la Ley de Bases de Régimen Local (que regula los ayuntamientos). No plantea problemas de constitucionalidad; otra cosa es la fórmula elegida y el momento. El Partido Popular ha insistido en que no es el momento de reformar la Constitución para legislar sobre la Corona o sobre el modelo de Estado porque “no hay consenso”. En cambio, el Partido Popular ha filtrado su intención de cambiar la ley electoral en solitario pase lo que pase. Es impresentable a meses de unas elecciones, pero legal. Hacerlo en este momento y por las bravas puede ser peligroso para la legitimidad de un sistema que ya se cuestiona y que ya está tocado.

Al Partido Popular le puede salir el tiro por la culata. Si se favorecen las mayorías, los partidos de izquierda pueden crear grandes coaliciones preelectorales. Además, hay que tener en cuenta que los votantes también se adaptan al sistema y pueden comportarse de manera diferente al saber que han cambiado las reglas del juego.

Esto es lo que puede suceder en nuestra ciudad, ya que los ciudadanos ya estamos hartos de tantos saludos y sonrisas complacientes, ya que cada día vemos como vivimos en una ciudad sin futuro, en una ciudad donde el dinero publico es despilfarrado en proyectos inútiles, donde se aumentan las partidas presupuestadas y adjudicadas para pagar lo que ya esta estipulado por contrato.

Esta ciudad no se puede permitir que con la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) y la Ley de Bases de Régimen Local (que regula los ayuntamientos), gobierne cuatro años más el mismo Presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Esta Ley hace que la voluntad del pueblo sea modificada y retorcida, ya que intentan beneficiar a políticos caducos y sin ideas, para que se sigan perpetuando más tiempo en el sillon que deberían haber abandonado hace ya mucho tiempo. La idea de una jubilación desde el poder que da la presidencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta, hace pasar de ser un político activo y buscador de soluciones, a convertirse en lo que hoy tenemos, y si no lo evitamos lo seguemos teniendo cuatro años más, un presidente que pasa de los problemas de Ceuta, donde solo busca el discurso fácil y la foto populista, pero gobierna una ciudad con muchos problemas y sin dar una sola solución.
 

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