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OPINIÓN - MARTES, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2014

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Trampas de libro
 


Quim Sarriá
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Buenos días, Ceuta.

Sigo disfrutando a medias del verano, lo tenemos hasta el próximo 21 de septiembre, y he escrito a medias porque la otra media está copada por las noticias, muchas de ellas desagradables, que publican los medios de información, como rosquillas.

Empezaré con las intenciones del PP, que por otra parte están encaminadas a romper el consenso constitucional, de llevar a cabo la reforma electoral con o sin consenso. Es una proposición trampa. Trampa de libro por más señas.

Esta reforma electoral que pretenden los peperos es claramente partidista y rompe el consenso marcado por la Constitución española.

No me extraña que los peperos no vayan igualando sino superando al famoso y mítico Alí Baba y sus cuarenta ladrones después de que hayan asumido el califato correspondiente. Eso que pretenden los peperos es poco más o menos que un golpe de Estado en diferido.

Por otro lado vemos que el terror se ha anidado en sus filas, en las filas del PP además del PSOE, al encontrarse de frente con Podemos. Este grupo está imponiendo más miedo que el propio estado Islámico.

Siguen empleando técnicas franquistas de manipulación de las masas, acusando a los de Podemos de aviesas intenciones dictatoriales. Les imputan las mismas técnicas de propaganda que se están utilizando contra ellos y la acusación contra el líder, Pablo Iglesias, de ser populista hace creer a los peperos que los ciudadanos que votan a Podemos son imbéciles.

La patética campaña de injurias refleja el pánico de la ‘casta’ a perder el poder.

Es hora de que los españoles vean la luz sobre quienes se han enriquecido detentando el poder político, judicial, económico y financiero y, con ello, determinar a quienes han beneficiado realmente las medidas de austeridad contra la crisis.

Está muy claro que los recortes han golpeado fuertemente a las clases más pobres y los datos del Ibex indican que los potentados españoles son un 67% más ricos desde que gobierna Mariano Rajoy.

Nos basta con el importante dato del crecimiento patrimonial de las grandes fortunas en ese 9,5%, que representa la suma de cerca de tres billones de euros, casi el triple que el PIB de España, y que representa una enorme brecha entre ricos y pobres, agravándolos, con mucho, la puntilla de las rebajas salariales.

Me da pena, no rabia, que periodistas tan prestigiosos caigan tan bajo en su afán por defender lo indefendible, casos de Rojo, Inda y Tertsch, que gritan cuan malditos, con intenciones de evitar que los otros tertulianos argumenten ni dejan pensar a los espectadores, soltando calumnias tan disparatadas como desde que son cómplices de ETA hasta como lacayos de los ayatolás.

Mas vergüenza ajena me producen esos ‘cerebritos’ sesudos catedráticos con sus argumentos de que las medidas propuestas por Podemos en defensa del pueblo oprimido son totalmente irrealizables y provocarían una catástrofe económica, sin entender que si fueran irrealizables no podrían provocar nada.

Todas las banalidades expuestas por estos sesudos señores (y señoras) son fácilmente desmontadas y rebatidas por profesores que no están a sueldo de los monstruos financieros y que concluyen que Podemos es una alternativa de gobierno, también en lo económico.

Sólo queda esperar, con el tiempo necesario, que esa casta plagie las propuestas de Podemos y digan luego que con esfuerzo y trabajo han conseguido salvar al país de tan tremenda crisis, que por otro lado solo la casta provocó.

Solo con la ecuación del ministro de Economía y Hacienda, con su Ley de amnistía fiscal, ha demostrado claramente el favoritismo hacia auténticos delincuentes económicos, auténticos defraudadores tolerados y para no seguir hablando del tema hacen uso de esta otra ecuación: cuando quieras ocultar algo que pueda perjudicarte, no lo menciones, mejor acusa a tu vecino (caso Pujol) de la maldad que provoca con su actitud… siempre habrá alguien que aplauda.

En fin, la vida sigue y yo también, cada vez más dolido por las carcajadas que me producen.
 

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