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OPINIÓN - SÁBADO, 11 DE OCTUBRE DE 2014

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

Refugiados sirios
 


Domingo Ramos
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Llevan en Ceuta, desde hace casi seis meses, acampados en la Plaza de España, un número importante de ciudadanos sirios, acompañados de sus esposas, hijos e, inclusive, de sus padres y abuelos donde comen, duermen a la intemperie, sin mínima atención sanitaria para ninguno de los acampados, ni educativa para los niños que, lógicamente, no están matriculados en colegio alguno. Hacen sus necesidades fisiológicas donde pueden (en los servicios del aparcamiento ubicado en aquel lugar, en los bares próximos o en la misma plaza) lo que conlleva un grado de posibles infecciones no solo para los allí “residentes” sino, también para los niños ceutíes que merodean o llevan a cabo sus juegos infantiles por aquel lugar.

“De de la plaza citada al barco”, es la proclama de Mohamed, el representante-portavoz de los allí alojados quien para su acceso a Ceuta, según hemos podido conocer a través de la prensa nacional, tuvo que pagar 4.000 euros a la mafia a fin de que se le facilitara un pasaporte falso que para otros familiares les ha supuesto de 3.000 a 6.000 euros. Y, por si fuera poco, está demostrada, cuando han tenido ocasión de convivir con otros acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), su mala convivencia especialmente con ciudadanos argelinos.

Conocemos, también, a través de la prensa, la nueva “vuelta de tuerca” o decisión adoptada por el gobierno de multar a cada uno de los acampados enviándoles una notificación en la que se les informa que, de no desalojar el campamento, la policía intervendrá, dando para ello un plazo de diez días.

Que el gobierno cumpla los tratados internacionales de protección de refugiados con un mínimo de humanidad no es óbice, pensamos, para que se cumplan las normas sobre estacionamiento, acampada o vivaque de aquellas personas que, por cualquier causa, se instalan, como el caso que nos ocupa, en una plaza pública y así como la autoridad gubernativa no permite la instalación de casetas en las playas, aun cuando se trate de un solo día, por ocupación del espacio público, ni tampoco ha sido autorizada, muy recientemente, la instalación de casetas en la plaza de Cataluña ni la ocupación de los accesos al Parlamento por manifestantes antimonárquicos, procediéndose por parte de la policía local o nacional al desalojo de las mismas.

A la vista de cuanto hemos expuesto, no conocemos que exista alguna norma internacional o nacional que permita tales ocupaciones de espacios públicos, luego entonces, como presumimos que así es, ¿por qué se permite tal ocupación de lugares públicos durante tan largo de tiempo por personas no autorizadas para ello?. Debe, pues, arbitrarse una fórmula para la solución de tal problema y que tales “residentes” reciban cobijo y todas las atenciones sanitarias, alimenticias, de vestido y de salubridad como seres humanos que les sean necesarias para lo cual fueron creados los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes en cuyas dependencias son atendidos de todas sus necesidades, como ya hemos apuntado.
 

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