| 
                     La denuncia realizada por Jóvenes 
					Caballas sobre las pintadas de signo xenófobo aparecidas en 
					algunos rincones de Ceuta y es un buen gesto de civismo y 
					ciudadanía. 
					 
					Hechos como estos son totalmente intolerables y la sociedad, 
					y menos la ceutí, se puede permitir el lujo de ser permisiva 
					con actitudes como las que se reflejan en esos grafismos que 
					tienen como soporte algunas paredes o murallas de tal o cual 
					edificio. 
					 
					Está fenomenal y es bueno que los jóvenes caballas tengan 
					esas actitudes y que, además, las manifiesten con sus 
					denuncias, dando la cara y poniendo al descubierto algo que 
					debe ser rechazado con toda la fuerza y de plano. Ante estas 
					actuaciones, la tolerancia debe se cero y aquí, en Ceuta, 
					más. 
					 
					Pero pese a todo lo dicho y expuesto, lo que no se debe 
					olvidar es que una pintada, al igual que pasa con una 
					pancarta, no deja de ser la opinión de la persona que la 
					escribe, aunque luego se puedan adherir a este pensamiento o 
					posicionamiento algunos que otros, en la mayoría de los 
					casos, aprovechados. Pero por fortuna, grupos muy 
					minoritarios. 
					 
					Es de agradecer y de aplaudir la iniciativa de Jóvenes 
					Caballas, aunque también hay que tener en consideración la 
					denuncia no se debe intentar convertir en alarma. Y debe ser 
					así por muchas razones. La primera de ellas que el 
					pensamiento, expresado en forma de pintada, por una persona 
					o a lo sumo tres o cuatro, no es el de la mayoría de los 
					ciudadanos de esta metrópolis, que rechazan de plano 
					acciones y actitudes como estas, algo que es fácilmente 
					comprobable con tan sólo darse una vuelta por cualquier 
					rincón de esta ciudad. La segunda razón es que si algo tiene 
					Ceuta es la convivencia existente entre personas de 
					distintas etnias y distintas culturas. 
   |