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OPINIÓN - VIERNES, 24 DE OCTUBRE DE 2014

 
OPINIÓN / COLABORACION

Cuando la falta de argumentos se convierte en mentiras

Por Carlos Folch Valero


Decir la verdad es a menudo muy difícil, mentir por omisión, una de cuyas maneras es callar, puede hacernos culpables de ocultar la verdad. Sin tener en cuenta de la intención, los resultados son los mismos: los ciudadanos esperan que se les diga la verdad y cuando no, sentimos que el diálogo se convierte en un fraude.

Hay áreas específicas en la política en que la lucha entre el callar y el señalar ciertas características de alguna manera involucra sacrificar el pacto de honestidad que se supone tenemos con los ciudadanos. Existen situaciones en que los ciudadanos con los que convivimos pueda asumir una actitud hostil ante ciertas opiniones. El ciudadano puede sospechar que la respuesta que les digan puede ser hostil, que se niegan a que les indiquemos ciertas actuaciones para tratar ciertos problemas. En mi opinión la elección de ocultar cierta información a la respuesta presumida no es honesta y el ciudadano tiene el derecho a que se le informe de los problemas reales del Gobierno de Ceuta. El político tiene el deber de informar aun a costa de sufrir el síndrome de ajusticiar al mensajero que trae la mala noticia. Es todo un desafío que debemos asumir para beneficio del ciudadano, el hacerles saber los grandes problemas que estamos padeciendo en nuestra ciudad, por un Gobierno inútil y sin recursos, donde su falta de argumentos lo suplen con mentiras constantes. Muchos políticos tienen miedo de decirle a los ciudadanos los grandes problemas económicos y de paro que realmente estamos sufriendo en Ceuta. ¿A quién tratan de proteger? ¿Estamos recibiendo información de los políticos adecuados desde el punto de vista moral ético y legal?. La actitud aparentemente bondadosa se convierte en un bumerang para el ciudadano, porque así como el ocultar los grandes problemas de nuestra ciudad y mentir por omisión no es bondad ni es corrección, es simplemente cobardía.

Creo que la razón más importante de que nuestros políticos retengan información es el miedo. Otras razones podrían ser la falta de competencia, que se le podría asumir a muchos político del Gobierno de la ciudad, incluyendo la pereza mental o la apatía, que como el mentir por omisión merece nuestra repulsa. Creo que ponernos en esta situación raya en lo no ético, por nuestro deseo de complacer al prójimo y hacerlo feliz. Cuando el político miente constantemente esto violamos nuestra integridad, causando un perjuicio a los ciudadanos de Ceuta. Los políticos tienen la obligación y el deber de proteger el bienestar y una mejor calidad de vida de los ciudadanos de nuestra ciudad. Decir la verdad puede tener consecuencias aparentemente negativas para nuestros políticos, o nuestras relaciones con ellos. Adhiero al gran héroe uruguayo Artigas cuyo lema era “Con la verdad no ofendo”. El político tiene que estar preparado para decir la verdad de manera con el suficiente tacto de que si el ciudadano se siente ofendido será por no comprender el sentido de lo que se le dice. A veces no es la letra sino la música la que da el sentido a nuestro verbo. Los problemas pueden resolverse mejor cuando la verdad se dice de una manera cariñosa y demostrando nuestro sincero deseo de ayudar. El sentido de mi consejo es que el político cambie una actitud por otra más positiva. Esto le permitiría cambiar el buscar un remedio para ello, aunque no resulte muy confortable escuchar ciertas verdades en ciertos momentos. Debemos tener en cuenta la personalidad del político y el estilo de comunicación más conveniente. Expresar la verdad considerando al prójimo requiere del político una actitud gentil, honesta, hacerlo con tacto, acomodando nuestras palabras para cada político, teniendo en mente su personalidad y estilo de comunicación. La buena noticia es que la verdad, nos liberará tanto a nosotros como a nuestros políticos.

Todo lo expresado anteriormente, viene a señalar la mala costumbre de los políticos del Gobierno de Ceuta a contarnos las mentiras mas grande para intentar convencernos de lo contrario a la verdad. Este modo de actuar cansa, aburre e indigna a los ciudadanos de Ceuta, escuchar todo los años que nos cuentas las mismas mentiras e historias para intentar convencernos de lo bien que gestionan nuestra ciudad, cuando todos vemos cada día como la incompetencia y las mentiras de nuestros políticos nos hunden dada día más en la miseria de una ciudad arruinada y sin futuro.
 

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