Se repite, a modo de mantra popular, que son unos chorizos,
unos sinvergüenzas, ¡menuda gentuza!; pero ¿quién?, ¡quién
va a ser! Hartos de estar hartos zapean frente al plasma con
el mando a distancia, mientras el confortable sofá y el
teleocio social les ayudan a olvidar una dura jornada tras
aguantar al coincidente laboral del curro o esperando en la
cola del paro -acosados por las palomas- para que te pongan
el sellito. Porque parece que lo importante es saber los
parados que dicen que hay para ganar las interminables
guerras de cifras y no el encontrarles trabajo ahora que han
encontrado un brote verde en Marte. Faltaría más. Menuda
democracia de mierda, se comenta en el descanso de la
primera parte del partido de infarto, mientras en otro canal
se sufre en silencio el cansino Debate de la nación, o de lo
que todavía queda de ella. Hace un día magnífico para ir a
la playa con la tortilla y la familia: si nos da tiempo,
iremos a votar. Total: por un voto más o menos. Llueve o
hace mucho levante o poniente: no sé si nos vendrá bien ir a
la manifestación de las doce. Total: “pa” lo que sirve.
¿Recoger firmas para que haya democracia real, contando con
los ciudadanos? Hombre, ya lo harán otros que tengan más
tiempo para esas cosas. Hay una asamblea de afiliados el
miércoles; pues es una lástima, joder, porque ese día -el
día del espectador- se estrena la última película, que no
hay que perderse, titulada Tenemos lo que nos merecemos; sin
embargo, el ocio y las tradiciones movilizan multitudes sin
pretextos ni excusas: cuando hay una polvoroná, mejilloná,
carnavales, cabalgatas, procesiones (y equivalentes de otros
credos), la feria, mundiales, no cabe ni un solo alfiler en
la calle, o en los bares, cafetines y otros lugares
imprescindibles en nuestras vidas.
Es nuestra vida actual un mundo de prisas y múltiples
ocupaciones, donde no hay tiempo para nada o para casi nada,
ni ganas para otras cosas más aburridas, para lo que no sea
otium ni negotium: la política. Ya lo harán otros. Es un
coñazo. De eso no entendemos. Total: “pa” lo que va a
servir. Además, si no, ¿para qué queremos a los
políticos?¿Para qué los hemos votado?¿No?
Siempre nos ha llamado poderosamente la atención que una
persona que se define como pasiva (que incluye a los
pasotas), no participativa lo sea para unas cosas sí y para
otras no. Porque, como hemos comentado hace un momento, la
gente en general no es pasiva: participa en lo que le gusta,
lo gratuito, o lo que le marca el calendario o las
creencias.
Nuestra desvirtuada democracia actual está formada
básicamente por presuntos ciudadanos indignados, que se
comportan como súbditos pasivos -respecto a lo que no sea el
pan y circo o el paraíso- y como votantes cuatrienales que
apuestan cada vez más por la plaga del abstencionismo;
pícaros y “pícaros a lo grande” o corruptos propiamente
dichos; políticos tradicionales (PP, PSOE…), que quieren
vivir de la política como “chollo”, a modo de “autoservicio
público”, por medio del cheque en blanco de las elecciones;
poderes fácticos, que ya con la globalización, no son la
sota, caballo y rey nacionales, sino que las figuras de la
baraja se han ampliado e internacionalizado, y por
auténticos ciudadanos y políticos modernos (UPyD…), que
apuestan por una transparente y ejemplar democracia
participativa y representativa, regenerando sus
Instituciones.
Tenemos que dejarlo aquí: celebramos una Asamblea de
afiliados para debatir y aprobar el Informe político y de
gestión del 2014. Buenas tardes y buena suerte.
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