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                     Y eso que no era el lugar más 
					apropiado para él, por cuanto en esa televisión, en la 
					Sexta, desde hace meses hay otras opciones que están 
					teniendo demasiado “aplauso”, aunque sólo sea porque han 
					aparecido, desde el primer momentos, dando muchos titulares 
					que atraen clientela. Luego, en cuanto escarbas un poquito, 
					el fondo se encuentra de inmediato y no tiene consistencia. 
					 
					En esta ocasión, sin embargo, Albert Rivera fue otra cosa, 
					demostró que tiene formación, que tiene personalidad y, 
					especialmente, que sabe el terreno que pisa. Él conoce por 
					donde va él y por donde van todos los demás, con lo que no 
					es fácil ponerle “palos en las ruedas”, si es que alguien 
					quiere zancadillearle. 
					 
					El líder de Ciudadanos demostró a todos los que veíamos, en 
					ese rato, la Sexta, en la noche del sábado, que ha dado el 
					paso definitivo y que ese paso no va a tener marcha atrás, 
					porque siendo catalán, como es, algo de lo que no quiere 
					renegar, sabe muy bien que Cataluña no podrá separarse de 
					España y que no se va a poder separar mientras haya unas 
					leyes aquí, en España, como las que hay. 
					 
					Albert Rivera domina todos los terrenos y va bien en el 
					cuerpo a cuerpo. Él sabe que no es un premio Nóbel, en 
					ninguna materia, pero sí es un “todo-terreno”, que se 
					desenvuelve perfectamente en los asuntos que va a tocar, con 
					una base sólida, para afrontar, si fuera necesario, la 
					formación de un Gobierno, en la Generalidad, o incluso un 
					día, en la propia España. Y como además de no renegar él de 
					Cataluña, ni de nada de lo catalán, tampoco los catalanes 
					reniegan de él, por ello aquí tenemos todos los ingredientes 
					para hacer un plato perfecto, en estos momentos en los que 
					la corrupción ha salpicado de barro incluso a muchos que 
					quieren y que aún no han llegado a “tocar pelo” en las 
					administraciones. 
					 
					Albert Rivera no habla de fórmulas mágicas, ni de romper con 
					lo que son las buenas relaciones con la Europa democrática 
					de hoy y sus estructuras, además de que todo lo que defiende 
					lo puede llevar a cabo porque él, y los que van a ir con él, 
					no tienen manchadas las manos por nada oculto. Él que, en 
					algún momento ha trabajado en la empresa privada, desde hace 
					años está en la política, ha partido desde Cataluña sin ser 
					nacionalista, ha vivido el “tripartito” que tanto daño ha 
					hecho al presente de Cataluña y de España, no ve una salida 
					más correcta que seguir en unas estructuras democráticas en 
					las que, por ejemplo, la corrupción sobra. 
					 
					Albert Rivera ha vivido de cerca y está viviendo muy de 
					cerca “los sueños de la ilusión infundada” de Mas, los aires 
					de independentismo total de ERC y todos los conflictos que 
					eso están trayendo, en tanto que él, desde Cataluña, es 
					capaz de saltar a la arena para aspirar a todo en Ceuta, en 
					Madrid y en cualquier lugar de España, sin ser rechazado por 
					nadie, aunque haya quien no le vaya a votar. 
					 
					Su partido, sin grandes subvenciones, con menos recursos que 
					cualquiera de los otros, está bien visto, es el modelo de 
					moderación y de progreso, y es, les guste o no les guste al 
					PP, al PSOE y no digamos a IU, el modelo que más conviene 
					ahora mismo a la España degradada por la corrupción que 
					hemos sufrido, a lo largo de unos cuantos años recientes. 
					 
					Con Ciudadanos, que nadie lo dude, puede volver la 
					regeneración perdida de la casta política. Aquí no se habla 
					de revolución, aquí hay sensatez, hay sentido de la 
					responsabilidad y con responsabilidad, sabiduría y la mano 
					segura, llevando las riendas, se puede recuperar lo que 
					tanto se ha emborronado por los que más poder han tenido en 
					los últimos 20 años. 
					 
					No sé si había más opciones de importancia en los distintos 
					canales de las diversas televisiones, en la noche del 
					sábado, yo elegí la Sexta y, desde luego, elegí la sensatez 
					y el saber dar la cara en todo aquello que se abordó, por 
					complicado que fuera, o por las trabas que alguno de los que 
					participaban quería ir poniendo a Albert Rivera. Lo que más 
					claro tengo es que, en el fin de semana, Albert Rivera ganó 
					mucho y demostró todo lo que se puede hacer. 
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