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                     Puestos a elegir sería muy 
					complicado asegurar, entre una docena de profesiones, cual 
					es la más peligrosa, porque en unas se intenta el 
					restablecimiento del orden y eso a los que tienen por norma 
					romper el “sistema establecido” les parece que al ponerles 
					el freno para ir con rectitud es romperles sus derechos. 
					 
					Por eso, precisamente por eso, en cientos de ocasiones hemos 
					alabado el trabajo, bien hecho y con efectividad, de nuestra 
					policía o de la guardia civil, y es que tanto a unos como a 
					los otros, de ordinario les toca “bailar con la más fea”, o 
					ir frente a los que tratan, por sistema, de romper el orden 
					que establecen las leyes. 
					 
					Partiendo de aquí, y valorando en lo más alto las acciones 
					policiales, nos ha parecido de muy mal gusto, nos vamos a 
					quedar en esto únicamente, el hecho de que un agente de la 
					Policía Nacional “resbalara” en un instante de su actuación 
					y “desdijera” a otro colega suyo que había dado por buena la 
					localización de los fotógrafos de varios medios de 
					comunicación, mientras la propia policía actuaba y trataba 
					de solucionar un problema que para la policía sería “de 
					obligado cumplimiento” terminar su trabajo como es debido, 
					pero que eso mismo y por cuestión de trabajo era necesario 
					reflejar en la cámara del fotógrafo, para así dar una 
					información adecuada a lo que había sucedido y donde se 
					habría valorado en su justa medida la actuación policial. 
					 
					Un agente de la Policía Nacional, no sabemos por qué 
					razones, perdió el tino, en esos momentos, y si había ido a 
					tratar de solucionar un asunto circunstancial, no tiene 
					razón de ser que desviara su trabajo para emprenderla con el 
					fotógrafo, que perfectamente acreditado cubría la 
					información que los lectores de su periódico le iban a 
					exigir al día siguiente. 
					 
					Y nunca nos hemos olvidado de que la policía tiene familia y 
					que, posiblemente, a esa hora este agente, o cualquiera de 
					los demás que iban con él, hubiera preferido estar con sus 
					hijos, con su esposa, con sus padres o con quien más cercano 
					esté de él, pero por esa misma regla de tres el fotógrafo, 
					también, hubiera estado más cómodo en la redacción del 
					periódico o en una cafetería con un simple te por delante, 
					pero su empresa, la que le paga, le exige que estuviera allí 
					donde estaba la noticia y lo lamentable es que un servidor 
					del orden le haya puesto obstáculos para que pudiera cumplir 
					correctamente con sus obligaciones, en el trabajo. 
					 
					Por ahí no es el camino, por el que acostumbra a ir la 
					Policía Nacional, un cuerpo que, de ordinario, sabe donde 
					está y donde tiene que estar, con lo que nos ha extrañado 
					mucho que este agente fuera por una ruta que no suele ser la 
					suya propia. 
					 
					Desde hace muchos años, seguro que muchos más que ese agente 
					lleve en la Policía Nacional, hemos vivido y estamos 
					viviendo, de cerca, la información y ahora el derecho a la 
					libertad de información, yo, incluso, por aquello de que son 
					bastantes los años que he cumplido ya, he vivido la 
					información cuando la libertad para informar, según qué 
					cosas, tenía sus límites. Aquello se entendía. 
					 
					Pero los tiempos han ido pasando, los que hace 50 años 
					éramos jovencitos ahora ya hemos entrado en una edad en la 
					que, tal vez, nos atemperemos más en ciertas noticias, y de 
					la misma forma que para nosotros, escribir e informar, ha 
					ido cambiando, también para la Policía Nacional han cambiado 
					muchas cosas, incluso el color de su propio uniforme, pero 
					con un color o con otro siempre he respetado y voy a seguir 
					respetando a ese cuerpo, llevara el color que llevara y 
					tuviera el nombre que tuviera, por la misma razón sólo 
					tenemos que reclamar que todos sepamos adecuarnos al tiempo 
					que estamos viviendo, que ahora es complicado, pero antes 
					también lo era, para todos. 
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