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OPINIÓN - DOMINGO, 15 DE FEBRERO DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Las fiestas de El Corte Inglés
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Y de todas las demás firmas de importancia. Es lo que se lleva hoy, en la sociedad que estamos viviendo, que si hay época de sequía comercial, esa sequía hay que atenuarla con lo que sea, aunque haya que echar mano del santoral.

Fiestas como la de ayer o como otras que llegan en marzo o en mayo, nada tienen que ver con la Iglesia Católica, creo yo, y son fiestas colocadas por las grandes superficies, para que la caja de sus establecimientos no cree telarañas.

Y los comerciales, porque se juegan mucho, en cada envite, saben el terreno que pisan y el que podrían no pisar, sin estas fiestas.

Febrero, por aquello de la cercanía de las pasadas navidades, es un mes de simple recuperación de los gastos habidos anteriormente. No sería, por tanto, un mes de compras y para ello se ha creado, desde hace ya muchos años, esta fiesta con un santo de tercera división, si es que existió en algún momento, San Valentín de quien dudo que ni Bertoglio, ni Ratzinger, ni Montini, ni Luciani o Roncalli hayan tenido muchas noticias fidedignas, en torno a sus milagros.

El milagro aquí puede atribuirse, sin lugar a errores a El Corte Ingles en España, con otras firmas importantes y que “de la nada” se inventaron un santo despilfarrador en compras, con lo que se libra uno de los meses más parados del año en lo comercial.

Luego, en marzo, porque todo está muy estudiado, aparece el día del padre, en el que se venden más corbatas, más camisas y una gran variedad de perfumes, es otro de los meses más parados del año. A eso le llamo yo vista comercial.

Sin embargo, la auténtica vista comercial con sus consecuencias se hizo con el traslado de fechas del día de la madre. Esta fiesta, de siempre, era el 8 de diciembre, pero los comercios, los grandes comercios, se dieron cuenta de que diciembre ya tenía tirón por sí mismo, para él y para enero, por lo que esa fiesta no iba a dar todo el rendimiento allí, y mira por donde, con la colaboración de la Iglesia, se pasó a primeros de mayo, otro mes huidizo de lo comercial, al menos en la primera quincena.

El calendario comercial estaba ordenado, porque todo lo demás va por sí solo, con vacaciones, comienzos de curso y todo lo que va acompañando.

¿Y la Iglesia cuenta algo?. Creo que cada vez menos, aunque en sus orígenes fueron fiestas en las que intervino la Iglesia Católica para su difusión. Hoy por hoy, son fiestas comerciales, no religiosas del catolicismo y la prueba la podemos tener aquí mismo, más que en ningún otro sitio, por cuanto aquí los católicos que cada vez se dejan ver menos, no han sido los que hayan comprado más que los musulmanes en esta fiestas de San Valentín y no creo que muchos de esos musulmanes tengan que ver o quieran saber algo de San Valentín.

Para mí, está muy claro, esos ramos de flores, esos perfumes, esas corbatas llamativas y todos los demás regalos que hemos visto ayer, de ellos a ellas o de ellas a ellos, nada tienen que ver con el mundo de lo santoral, sino con el tirón de la publicidad, en este mundo que estamos viviendo.

Ahora bien y hay que decirlo, es inaudito que llevemos viendo, desde hace unos días, que Ceuta es la ciudad con más tanto por ciento de pobreza y que, en fechas de este tipo, ni los unos, ni los otros, escatimen lo más mínimo para llevar el mejor ramo de flores o el perfume más suave. Es la triste realidad de la sociedad que nos envuelve y en la que predomina lo superfluo, mientras lo básico se ha ido marchitando.
 

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