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					La presidenta del Tribunal Supremo alemán (BGH), Bettina 
					Limperg, exige una revisión de las sentencias 
					discriminatorias relativas al genocidio nazi contra los 
					pueblos gitanos sinti y roma dictadas por esa corte en el 
					pasado y de las que dijo avergonzarse. 
					 
					En una visita al Consejo Central y al Centro de 
					documentación de los sinti y roma alemanes en Heidelberg 
					(sur), Limperg se refirió a la sentencia dictada el 7 de 
					enero de 1956 por los jueces del BGH, que sentó un 
					precedente para rechazar el pago de compensaciones a los 
					gitanos perseguidos por los nazis. 
					 
					“Sólo se puede sentir vergüenza ante la sentencia de 1956”, 
					afirmó la presidenta del BGH, quien se reunió con el 
					presidente del Consejo Central, Romani Rose, para abordar 
					precisamente la jurisprudencia discriminatoria de esta corte 
					contra los sinti y roma. 
					 
					En su resolución de 1956, el BGH señala que los “gitanos” 
					fueron tratados “legítimamente” como “de otra especie” por 
					los nacionalsocialistas y alude a la explicación normativa 
					de textos legales de tiempos de los nazis. 
					 
					“Como muestra la experiencia, (los gitanos) tienden a la 
					delincuencia, sobre todo a robos y estafas, y carecen a 
					menudo del impulso moral del respeto hacia la propiedad 
					ajena”, se apunta en la sentencia, que los compara con “los 
					hombres primitivos”. 
					 
					Esta jurisprudencia marcó durante años toda la legislación 
					relativa al derecho a compensación para los sinti y roma que 
					sobrevivieron a la persecución de los nazis y fue utilizada 
					para anular procesos penales contra criminales de las SS. 
					 
					En 1963 el Tribunal Supremo reconoció en una modificación de 
					la sentencia de 1956 el derecho a indemnización de los sinti 
					y roma, pero no se distanció de las definiciones racistas. 
					 
					Para la presidente del BGH, es una “jurisprudencia 
					injustificable” de la que “uno sólo puede avergonzarse”. 
					 
					Rose y Limperg acordaron seguir trabajando en la revisión de 
					esta jurisprudencia y de sus consecuencias, y realizar 
					actividades conjuntas en cooperación con expertos en la 
					materia. 
					 
					Casi 70 años después del fin de la II Guerra Mundial y tres 
					décadas después de que Alemania reconociera, bajo el 
					gobierno del Helmut Schmidt, el genocidio de los gitanos, la 
					canciller alemana, Angela Merkel, inauguró hace tres años un 
					monumento a Berlín al medio millón de víctimas de etnia 
					gitana asesinadas por los nazis. 
					 
					El memorial, obra del artista israelí Dani Karavan y 
					emplazado a pocos metros de distancia del Reichstag, fue el 
					resultado de más de 20 años de empeño personal de Rose y 
					otros miembros del colectivo, con apoyos de personalidades 
					como el director de cine Wim Wenders y el escritor Günter 
					Grass. 
					 
					Se calcula que más de medio millón de sinti y roma 
					procedentes de once países de Europa fueron exterminados por 
					el régimen nacionalsocialista. 
					 
					* Presidente de la CRC 
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