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OPINIÓN - MARTES, 24 DE MARZO DE 2015

 
OPINIÓN / COLABORACION

¿Qué comenzó en Ceuta?

Por Francisco José Fernández Andújar


Con el título “La Globalización comenzó en Ceuta” se presenta en El Mundo un artículo respecto a la conquista portuguesa de Ceuta y las importantes consecuencias que supuesto, esto es, la expansión e interconexión de todo el mundo que se desarrolló a lo largo de un proceso histórico, iniciado supuestamente en Agosto de 1415.

La tesis es resumidamente la siguiente: Europa se encontraba dentro de sus propias fronteras. El surgimiento de Portugal como reino independiente pero aislado lo fuerza a buscar salidas por mar. Ceuta fue el primer paso de un extenso e importante proceso que se repetirá en toda Europa, y es su expansión por todo el mundo, con la consiguiente transformación del mundo. Para ello utiliza términos, no elegidos al azar, a nuestro parecer, como el de “globalización”.

Sin embargo, el artículo necesita importantes matizaciones. En primer lugar, la conquista de Ceuta nunca fue proyectada como el inicio de una política colonial al estilo de lo que nosotros conocemos del modelo americano. Sin duda, Portugal, al igual que sus vecinos peninsulares, soñaban con seguir sus expansiones territoriales por el Magreb, del mismo modo que habían hecho desde el norte hacia el sur de la Península Ibérica. La unidad política de la península con el Magreb se remite a la época romana, y los musulmanes nunca lo abandonaron, y los cristianos tampoco lo quisieron. El principal objetivo de los portugueses era nada menos que el Reino de Fez, y se trataba de una auténtica “cruzada”, y así lo podemos leer en los diferentes cronistas, entre ellos, el mencionado Eanes de Zurara (que no fue “el único documento que narra el episodio” , pero sí es el más importante ). Es con esa idea con la que inician en distintos años las conquistas de Ceuta, Tánger, Arcila y otras localidades africanas. Sin embargo, la existencia de reinos bien organizados en la región mostrarán la dificultad de la empresa, hasta tal punto que Portugal tiene que abandonar muchas de sus conquistas, ante el avancé magrebí: Safi, Arcila, Alcazarseguer... Portugal se ve obligada a refugiarse en focos bien fortalecidos para rentabilizar sus recursos en una defensa eficaz. Sin embargo, iniciará un nuevo proceso, donde se reproducirá algo muy típico del Imperio Portugués: la conquista de líneas de costa por el continente africano hasta regiones remotas.

Es interesante saber el por qué, y aquí entramos en una segunda matización: Europa nunca estuvo encerrada dentro de sus “fronteras” y zonas de influencia geográfica (Mediterráneo). No vamos a hablar del oro de Sudán o Nubia, o Persia o la India en la Antigüedad. Es que en la Edad Media podemos hablar de Tombuctú, o más famoso aún, la Ruta de la Seda, que conectaba Europa con la lejana China. La “globalización”, en un sentido muy coloquial e incorrecto, ya existía, y produjo maravillas como los Viajes de Marco Polo o esa recopilación de cuentos de distintas regiones que conforman Las Mil y Una Noches. Sin embargo, el surgimiento del Islam, y especialmente el del Imperio Turco con su hegemonía en Oriente, hizo difícil el uso de esta ruta terrestre. Es de esta manera que se buscan nuevas vías, y si podían ser marítimas, mejor, pues anteriormente al mundo moderno, los barcos siempre han sido más veloces y rentables que cualquier medio terrestre. Y es de esta manera cuando los portugueses piensan llegar al Lejano Oriente rodeando África, cuyos límites, entonces, no se conocían. Los portugueses, como todos hasta esa época, practicaban la navegación de cabotaje, esto es, de cabo a cabo, siempre cercano a la costa, porque los medios técnicos disponibles hacía muy peligroso adentrarse en el mar, y más aún, en los océanos. El mérito de Cristóbal Colón, más que el descubrimiento para los europeos de un nuevo continente, fue sobre todo desafiar este sistema de navegación. Es a partir de su éxito cuando se extiende las nuevas técnicas y se navega mar adentro durante largas jornadas, que supuso nuevas técnicas y tipos de barcos. Sin embargo, las nuevas tierras africanas ocupadas por Portugal no estaban exentas de riquezas, por lo que sus campañas no fueron en vano, y Ceuta tuvo una importancia central en la construcción del nuevo imperio luso. Ese es, de hecho, lo que comenzó en Ceuta. Ni un mundo globalizado, que no llegará hasta la Edad Contemporánea, o mejor, ni siquiera hemos llegado hoy a ese extremo, en un sentido literal. Ni tan siquiera comenzó el colonialismo en sí. El colonialismo ya existía, pero el nuevo contexto histórico americano abrirá un nuevo período, donde Ceuta no tuvo un papel mayor que el que tuvo otras ciudades.

En Octubre de 2015 se realizarán en Ceuta un Congreso sobre el VI Centenario de la Toma de Ceuta titulado como “Los Orígenes de la Expansión Europea. Ceuta 1415” donde esperamos que muchas de estas problemáticas salgan a la luz, y puedan llegarse a una serie de conclusiones. Ciertamente, en 1415 Europa era algo muy diferente a ese Imperio Romano que llegó a controlar todo el Viejo Mundo, o esa Grecia de Alejandro Magno que llegó a las puertas de la India. En este sentido, Ceuta estuvo a la vanguardia de una nueva expansión, que aunque cambie de objetivos, es de las primeras que se dan para la formación de uno de los primeros imperios coloniales, el portugués. Pero todo esto hay que matizarlo: hay expansiones anteriores, como por ejemplo la que se inició en las Islas Canarias, de carácter más bien personal, por parte de vasallos, al más puro estilo medieval. O por el Este, el Principado de Moscovia, que fue arrebatando territorios orientales a los debilitados poderes del desintegrado imperio mogol desde un siglo antes de las jornadas de Ceuta. O los famosos viajes vikingos que se recogen en textos como la Saga de Njál, la Saga de Erick el Rojo o la Saga de los Groenlandeses. Por poner solo unos ejemplos de los muchos que hay que muestran una Europa que nunca estuvo quieta.

El principal motivo de la ocupación de Ceuta, esto es, la conquista del Magreb y la continuación de la Cruzada, fracasó, y como las otras ciudades de la región, Ceuta era un problema económico para el tesoro portugués. Pero los intereses estratégicos y el sincero sentimiento religioso motivó su permanencia en la Corona, a la espera de tiempos mejores, que era la estrategia habitual durante la Reconquista, que no en vano duró unos siete siglos, si es que tomamos la anécdota de Pelayo como punto de partida. Ceuta nunca fue para Portugal una puerta hacia el Mediterráneo. Ni le interesaba: el emporio africano les resultaba mucho más atractivo, y se construyó por medio de las costas atlánticas e índicas.

Finalmente, un último matiz: la idea de un mundo “global” es anterior al comienzo de la llamada “Era de los Descubrimientos”. La unificación era sin duda uno de los objetivos del Imperio Romano. Y de hecho, la palabra “católica”, con la que nos referimos a la Iglesia Romana, es sinónimo de “universalidad”, aunque en un sentido “filosófico”; posteriormente pero pronto, adquiere un sentido político. La Iglesia misma ya tenía en mente la unificación del mundo, de todo lo existente, bajo la luz de sus creencias religiosas. Objetivo inalcanzable, por supuesto, en la Antigüedad, pero que siempre reivindicó, y usó posteriormente en la Era Colonial para imponerse como religión única en el resto del mundo. Entonces, era la manera más directa de homogeneizar el mundo. E iba a ser una manera agresiva, por medio de la conquista. De hecho, todo parece indicar, por lo que leemos de las propias crónicas, que la toma de Ceuta debió de tratarse de una matanza en toda regla contra una población desarmada que solo contaba con una pequeña y desprevenida guarnición, que solo plantó cara en un par de puntos, causando algo menos de una docena de bajas entre el ejército portugués. De hecho, la baja más importante, la del caballero Vasco Fernández de Altaide, fue provocada no por un soldado, sino por una mujer, armada con poco más que una piedra grande, que cayó sobre el noble luso. Parece que la huida en desbandada fue la tónica general, y de hecho los portugueses continuaron saqueando y sembrando el terror en las poblaciones cercanas tras la conquista. Pero esto, que igual nos resulta temible y desagradable a nuestros ojos, eran actos legitimizados en aquellos tiempos para unos y otros (o al menos para sus aristocracias) y forma parte, para bien o para mal, de nuestra Historia.
 

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