PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - MARTES, 24 DE MARZO DE 2015

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Ardor irreflexivo para defender lo indefendible

Por Jesús González


La realidad. ¡Ah, la realidad! Si no nos gusta puede hacerse algunas cosas: pactar con ella; cerrar los ojos para no verla; mantenerlos abiertos, pero sin aceptarla obstinadamente, es decir, negar lo evidente; u observarla, prescindiendo de las convicciones ideológicas propias, es decir, verla tal cual es, sin filtros. Cierto es que las ideologías, la estupidez de lo políticamente correcto, la pereza, la cobardía o la indolencia ayudan a que lo evidente que está delante de nuestras narices sea poco manifiesto. Sin olvidar, por supuesto, a los manipuladores de la realidad, que se dedican a destilar falacias y mentiras en los cerebros de quienes están dispuestos a creerlos. También es cierto que la realidad acaba vengándose en aquellos que han hecho caso omiso de ella.

A este respecto, parece que ya nos habíamos acostumbrado a declaraciones peregrinas y extemporáneas sobre la inmigración, pero hete aquí que llega la señora Mayda Daoud, secretaria de inmigración del PSOE de Ceuta, y hace unas declaraciones impropias de alguien que ostenta el referido cargo de secretaria de inmigración de un partido (posteriormente las matizaría, pero la primera impresión que dio fue penosa), y a la que se le supone conocimiento suficiente –y suficientes lecturas– sobre el fenómeno inmigratorio, que ya no es tan nuevo como creemos –en España, cuenta, por lo menos, con un par de décadas–, y arma un tremendo alboroto, alboroto que se ha reflejado en la prensa de la ciudad durante la semana pasada, y en declaraciones de prebostes del partido popular y del mismo delegado del gobierno en Ceuta. Declaraciones como “Conceder asilo a cualquiera que llegue a Ceuta sin importar la manera en que haya accedido a la ciudad, pues por el mero hecho de que entre en Ceuta significa que lo que está buscando es refugio” parecen mostrar, cuando menos, una ligereza y carencia de argumentos adecuados que habiliten para pronunciarse, con seriedad, sobre la inmigración; y el “Nosotros siempre velamos por los derechos humanos”, resulta ciertamente osado, por cuanto todos recordamos cómo gestionó Zapatero las crisis inmigratorias en la valla de Ceuta no hace muchos años. De estas declaraciones cabría llamar la atención, aparte de lo que dice, sobre el ardor irreflexivo de la señora Daoud para defender lo indefendible. No es que se quiera hacer leña del árbol caído a este respecto, pero salir a la palestra con un discurso de este cariz, como si se quisiera pasar por campeón de la defensa de los inmigrantes y de los derechos humanos, resulta, a estas alturas, un tanto torpe, y huele demasiado a lugar común y a declaración de manual.

Lo cierto es que a estas alturas de la película el único pecado que no nos podemos permitir es el de la ingenuidad respecto de la inmigración masiva. Ya no. Queremos creer que esta inmigración masiva ilegal se ajusta al patrón que tenemos de la inmigración, pero la realidad tozuda viene a desengañarnos. Es de necios seguir perorando sobre si concedemos patente de legalidad a los asaltos fronterizos, escudándonos en los derechos humanos y en que son “personas”, de lo cual nadie duda. En caso afirmativo, se estaría premiando, recompensando, a quienes, violando las fronteras, se instalan en nuestro país. ¿Qué les podríamos, decir, en este caso, a esos inmigrantes que, cumpliendo con la normativa vigente, con las leyes, permitimos que entren y se instalen en nuestra sociedad? ¿Cuál es la diferencia entre los legales y los ilegales? Esta manera de acceder a un país –saltando por encima de las vallas– repugna la inteligencia del ciudadano. Ya es de sobra conocida la aceptación de los asaltos a la frontera bajo la coartada de los derechos humanos.

Los hay quienes toman la inmigración a beneficio de inventario; los hay quienes están sumidos en la indolencia y en la pereza intelectual y tienen el sentido de supervivencia atrofiado y embotado; y están, también, los que obvian que el yihadismo terrorista se disfraza de inmigración. En verdad, la realidad sería menos gravosa si al menos aceptáramos “enfrentarla con los ojos bien abiertos”. Todo esto es muy fácil verlo, porque salta a la vista, pero muchos prefieren cerrar los ojos. Habrá que darle la razón a J. A. Palacios Escobar cuando dice que “dedicamos excesivo esfuerzo y atención a los mediocres y a aceptar lo inaceptable”.

PD/ Recuerde: faltan 22 semanas para el 6º Centenario de la conquista de Ceuta por los portugueses: el 21 de agosto de 2015)
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto