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OPINIÓN - MARTES,14 DE ABRIL DE 2015

 

OPINIÓN / LA ZARPA

Violencia de género
 


Julio Basurco Díaz
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Hace unos días, la Guardia Civil pedía perdón en twitter tras equiparar en un tuit la violencia del hombre sobre la mujer a la de la mujer sobre el hombre. Tras la pertinente disculpa desde la cuenta oficial de la Benemérita (@guardiacivil), otra cuenta llamada Foro Guardia Civil (@iguardiacivil) replicaba lo siguiente: “No nos confundamos. La violencia NO entiende de géneros y, aunque en menor proporción, también la hay mujer-hombre. Un saludo”. A este tuit, el portavoz del sindicato de Policía SIPE y nuevo fichaje de Ciudadanos, Alfredo Perdiguero, añadía: “Que gran verdad acabáis de decir compañeros. ¡¡¡SI SEÑOR!!!”.

Bien, si nos vamos al BOE y buscamos la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, leeremos lo siguiente en la Exposición de Motivos: “La violencia de género (...) se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión”, añadiéndose lo siguiente en el artículo 1: “La presente ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas (...)”. Foro Guardia Civil y Alfredo Perdiguero se equivocan: la violencia SÍ entiende de género.

La violencia de género es aquella que se ejerce con motivo de la subordinación de un género a otro, es decir, fundamentada en relaciones de poder, en la posición privilegiada de uno con respecto a la posición subalterna del otro. Si asumimos que vivimos en una sociedad machista y patriarcal en la que la mujer continúa sufriendo una discriminación expresada a través de mil ejemplos obvios, pretender equiparar el problema social que constituye la preservación de un orden social injusto y aberrante (el dominio del hombre sobre la mujer) mediante la violencia con los casos puntuales -y condenables- en los que hombres son maltratados por mujeres sólo puede responder a la poca conciencia que aun se tiene acerca del drama que representa la violencia de género. 

A nadie se le ocurriría, en un debate sobre discriminación o violencia por motivos de orientación sexual, pretender equiparar el sufrimiento del colectivo homosexual con el de los heterosexuales haciendo hincapié en casos concretos de heterosexuales discriminados o agredidos por el hecho de ser heterosexuales. Sería ridículo. No hacen falta leyes específicas para defender los derechos de los heterosexuales, de igual modo que no son necesarias leyes específicas para defender los derechos y las libertades del hombre en tanto que hombre. En cambio, sí son necesarias leyes para defender la dignidad de la mujer en tanto que sujeto histórico víctima de la sociedad patriarcal, víctima de unas relaciones de poder injustas y beneficiosas para la preservación del dominio del hombre sobre la mujer. En nuestro país, el hombre no lo tiene más difícil por ser hombre; la mujer, sí. Y la negación de esta realidad no es más que, paradójicamente, su constatación.
 

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