La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío celebró ayer sábado
el XXVIII Pregón Rociero que organiza tradicionalmente la
hermandad pocas semanas antes de iniciar su romería al
reencuentro con la Blanca Paloma.
Este acto congregó a las primeras autoridades de la ciudad,
así como a los hermanos mayores de las distintas hermandades
de Ceuta y a muchos rocieros y amigos de la hermandad.
El acto daba comienzo a las 19.00 horas con la celebración
de la Función Principal de Instituto, cuya sagrada cátedra
la ocupó el deán de la Santa Iglesia Catedral y capellán de
camino de la Hermandad del Rocío, el padre Francisco Jesús
Fernández Alcedo, mientras que la predicación corrió a cargo
de José María González de Quevedo, jesuita y capellán de
camino de la Hermandad de Sanlúcar de Barrameda.
Una vez concluída la Función Principal de Instituto se
procedió a la celebración del XXVIII Pregón Rociero, que
este año ha sido ofrecido por Arturo Fuentes Cabrera.
Precisamente, el pregonero reconocía a EL PUEBLO que después
de varios años de proposiciones por parte de la junta de
gobierno de la Hermandad del Rocío, este año “había llegado
el momento para poder hablar del Rocío, porque pese a que en
este mundo se aprende prácticamente a diario, si me siento
con los conocimientos y los fundamentos suficientes para
poder ofrecer este pregón”.
Y así fue, Fuentes Cabrera, desde que el actual hermano
mayor de la Hermandad, Juan Antonio Ponferrada, le
manifestara que este año no se escapaba de ofrecer el
pregón, en el mismo instante en el que la Blanca Paloma se
paraba frente al ‘Simpecao caballa’ supo que el ofrecimiento
iba en serio y que debía ponerse manos a la obra.
Posteriormente en el mes de octubre llegó la confirmación, y
desde entonces ha venido trabajando en un texto cuidado al
detalle y con el que trasladó a los asistentes a esa
explosión de júbilo y alegría que se vive en la aldea del
Rocío.
Como si del rezo del rosario se tratara, Fuentes Cabrera
llevó su pregón a todos los asistentes, trasladando los
sentimientos de un rociero a aquellos que nunca han vivido
esa experiencia y haciendo a los rocieros presentes revivir
todas esas emociones contenidas.
Uno a uno fue desgranando cada uno de los cinco misterios
rocieros hasta llegar a las letanías a la Santísima Virgen
del Rocío. Durante este rezo, el pregonero arrancó los
aplausos de los presentes, quienes se pusieron en pie para
brindarle una ovación cuando el pregón llegó a su fin con
unos versos que concluyeron diciendo:
Señora de la Rocina,
que al terminar los caminos,
tras tu reja nos esperas,
bendice a todos tus hijos,
y a esta Ceuta rociera.
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