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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE ABRIL DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Juicios paralelos
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Y, a veces, condenatorios, antes de haberse juzgado. Es lo malo de esta sociedad, en la que, a las primeras de cambio, sobre un hecho, aparentemente, sin importancia, se extiende un reguero de pólvora que puede dejar marcada a una persona, para siempre.

Me ha sorprendido gratamente la carta que, en nuestra edición de ayer, se publicaba, tras haber sido enviada por unas madres del Colegio San Agustín.

Es una carta sensata, llena de razón y sabiendo el terreno tan comprometido que están pisando los docentes, en una clase, especialmente cuando a esa clase van niños pequeños.

Y la sensatez de esta carta se manifiesta, especialmente, en una frase que para mí es concluyente:”Tenemos claro que los hogares y la escuela han de ir de la mano, en la complicada tarea de educar y formar. No lo olvidemos”.

Afortunadamente, hay madres que siguen siendo madres, que conocen los problemas de los niños y que han entendido que “la labor del docente, en ningún momento, debe suplantar a los padres, sino, en muchas ocasiones, suplirlos, pero sólo hasta ahí”.

Hace varias semanas, cuando apareció en los medios de comunicación y, muy especialmente, en las redes sociales que van más a su aire, ese “pretendido” problema de una profesora, con un niño, sentí una profunda indignación, por el trato que se estaba dando a algo que si, en vez de darse en el colegio, se hubiera dado en la casa de los abuelos, nadie hubiera prestado la menor atención, posiblemente, ni los mismos padres.

Ahora, pasados unos días, son unas madres las que, rechazando cualquier tipo de violencia, quieren dejarse oír, por las dimensiones que ha ido adquiriendo un hecho normal que queda muy lejos de haber entrado en ningún tipo de violencia o de maltrato.

Es lo malo de tanto “opinador” que hay suelto, en todos los terrenos, sin haber entrado jamás en los aspectos de aquello que están comentando. Con todo, el mal ya ha quedado ahí, la señorita, en cuestión, posiblemente por haber tratado de cumplir al máximo con su responsabilidad, se ha visto dentro de un torbellino que ella no provocó y no quería provocar. En definitiva, la han metido, en una época “en la que las lapidaciones o la caza de brujas debieran haber estado muy alejadas” y mucho más de la labor de cualquier docente, profesión digna, que llevo ejerciendo 46 años ininterrumpidamente y que en contadas ocasiones, se valora como se merece.

El Colegio San Agustín, que podrá tener defectos, como defectos hay en todos los centros, siempre se distinguió por una seriedad y una responsabilidad total. He conocido a muchos docentes de ese colegio y jamás hubo alguno que se mostrara fuera de la ley, en el trato con sus “niños”, en las aulas o en el patio.

A esta señorita, a la que han atacado frontalmente, no la conozco personalmente, pero me supongo que en el estrato que impartía clases, en infantiles, lo que habrá repartido habrá sido mucho cariño con todos y cada uno de esos niños, con los que habrá jugado, habrá cantado, no sé si habrá rezado, porque eso ahora parece que no se estila mucho o no es muy tenido en cuenta por las progresías baratas que nos rodean, pero de lo que más seguro estoy es de que nada de lo que haya hecho, en una clase, podrá ser “evaluado” a través de incontroladas redes sociales, como acto constitutivo de “mal trato”.

La medida cautelar que se ha tomado está recurrida y no creemos que pase de ahí. Felicidades a las madres de ese escrito:”No al maltrato infantil, sí a un juicio justo”.
 

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