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OPINIÓN - MARTES,9 DE JUNIO DE 2015

 

OPINIÓN / SNIPER

Filosofía contemporánea y agonía existencial
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Cruzado hace unos años el Ecuador de la vida y enfilando la proa hacia la penúltima etapa, como las aguas cansinas de un río camino de ese mar que glosaba Manrique, subrayaba ayer las sugerentes páginas de un interesante libro académico del profesor Sánchez Meca sobre la Historia de la Filosofía Moderna y Contemporánea (2010) por ser éste, el quehacer filosófico, una de mis más caras aficiones desde la temprana y feliz adolescencia. Didáctico y ameno, Sánchez Meca, catedrático de Filosofía de la UNED, se cura en salud advirtiendo en su concisa Presentación que solo intenta un “objetivo básico”, aconsejándole su dilatada experiencia pedagógica “prescindir del estudio detallado de muchos filósofos e incluso de movimientos y corrientes enteras de la historia de la filosofía”. Queda claro.

Es comprensible, aunque no deja de llamar la atención la ausencia de autores como Martín Buber (Caminos de Utopía cayó en mis manos en octubre de 1973, ¿Qué es el Hombre? en 1975 y Yo y Tú veinte años más tarde) o el jesuita y paleontólogo P. Teilhard de Chardin (El medio divino o Como yo creo), por no hablar del personalismo de E. Mounier. También se echan de menos, aunque sean solo meras referencias, a Stirner (El único y su propiedad), Kropotkin, Bataille (El culpable), Marcuse (El final de la utopía), Althusser o Merleau-Ponty (Éloge de la pohilosophie). El capítulo 14 dedicado a los filósofos españoles es francamente pobre: si son todos los que están, los “clásicos” Unamuno, Ortega y Gasset o María Zambrano, no están desde luego todos los que son, siendo a mi juicio notables las ausencias de Aranguren (Ética y política) y Ferrater Mora, o actuales pensadores como C. Díaz, M.A. Quintanilla (imprescindible su Diccionario de filosofía contemporánea, 1976), G. Bueno (El papel de la filosofía en el conjunto del saber) y F. Savater (Apología del sofista o Las preguntas de la vida). Y tiro solo de algunos libros de mi biblioteca.

Ya enlazando con el titular y al socaire de la angustia vital de nuestro tiempo, me cuesta entender la supresión de una doctrina de pensamiento característica de toda una época y que, apenas sin transición, puede saltar a la actualidad: el existencialismo. De Heidegger a Sartre, pasando por Marcel, Jaspers e incluso Camús. Y por supuesto N. Abbagnano, cuya Historia de la Filosofía (tres vol.) sigue siendo de obligada y atenta consulta. Por lo demás y al respecto, la atenta lectura de los ensayos de R. Jolivet (Las doctrinas existencialistas, Gredos 1970) y P. Roubiczek (El Existencialismo, Labor 1970), pueden ser excelentes paliativos.

Y a sus lectores y alumnos, Sánchez Meca debe darles (y exigirles) el conocimiento de una filosofía global.

Es una modesta opinión.

Haya salud.
 

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