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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 8 DE JULIO DE 2015

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Y encima hay que pagarles la fiesta

Por Jesús González


Ceuta ha superado con creces la capacidad de carga de su territorio al soportar la enorme densidad de población de 4.350 personas por km2 en un espacio de 19,5 km2. La huella ecológica que los 85.000 habitantes de la ciudad dejan sobre el territorio ceutí está pasándole factura a Ceuta desde todos los puntos de vista. Tanto la enorme densidad de población como la huella ecológica pueden causar graves tensiones sociales y políticas. Gracias a que recientemente han sido dadas de baja alrededor de 6.000 personas del Padrón Municipal, no hemos alcanzado, peligrosamente, en estos momentos, los 90.000 habitantes. Pero vaya usted a hablarle al ciudadano de a pie de la capacidad de carga del territorio y de la huella ecológica. Explíquele, en román paladino, que todo ello significa que Ceuta no puede soportar más población. No poder soportar más población quiere decir racionalizar los asentamientos, así como, los nacimientos, es decir, controlar el aumento vegetativo de la población, controlar, en definitiva, la demografía. Ceuta está en cabeza de todas las estadísticas negativas: escasez de puestos de trabajo, paro, pobreza, construcciones ilegales, ocupaciones ilegales de parcelas, fracaso escolar, déficit de casas y de puestos escolares, desproporcionado crecimiento vegetativo de la población, brutal densidad de población. Parece que el aumento de cualquiera de esos vectores citados arrastra a los demás. Todo ello empieza a crear tensiones sociales en la ciudadanía. Tensiones que saltan a las páginas de los periódicos. Las tensiones políticas vendrán después sin que se hagan esperar demasiado.

El desalojo de la familia que ocupaba ilegalmente un edificio militar en Cría Caballar podría ser paradigma de las tensiones a las que hemos aludido. Desde primeras horas de la mañana del primero de julio, amigos, familiares y otras personas que están en la misma situación que Samia y su familia, es decir, son ocupantes ilegales de viviendas o de instalaciones, se concentraron en el lugar en el que se iba a producir el desalojo. También andaban por allí, con la caña presta, los socialistas Manuel Hernández y el ubicuo Pablo Núñez. Como es natural, los socialistas siempre pretenden pescar en aguas turbulentas. No deseaban saber las causas por las que esas personas que iban a ser desahuciadas habían llegado a esa situación, no, nada de eso, de lo que se trataba era de echar la caña en aquellas aguas que bajaban turbulentas y procelosas y dejar la impronta, el recuerdo, de que estuvieron allí, los socialistas, para que la ciudadanía tuviera memoria en el futuro cercano. Tan cercano como cuatro meses.

Samia y su familia han sido ubicadas provisionalmente en un hostal, allí estarán al menos quince días, ese es el plazo en el que esperan encontrar una vivienda cuyo alquiler, cómo de costumbre, Servicios Sociales se ha comprometido a pagar. Todos aquellos que se suben por las paredes echando sapos y culebras por la boca contra el gobierno ceutí cuando se desahucia a alguna familia y sacan a pasear descalificaciones a diestro y siniestro no deberían olvidar que Asuntos Sociales ayuda a unas 500 familias a pagar parte del alquiler, gasto que, como ya se sabe, se eleva a 150.000 euros/mes: y que el programa alternativo absorbe 1,47 millones de euros del presupuesto. Todo ello sale del bolsillo del contribuyente. No se vaya a creer que el dinero público, como dijo aquella socialista, no es de nadie. Es del ciudadano, y el ciudadano quiere saber en qué, en cómo y en quiénes se gasta el dinero que se le saca de su bolsillo.

Si el avisado lector tuvo la precaución de echarle un vistazo a las fotografías que publicó este diario del desalojo de Cría Caballar, seguro que reparó en la cara del padre de la familia desalojada, de Yamal, ese es su nombre. Su rostro reflejaba violencia y tensión. “Mis hijos no son animales para echarlos a la calle”, “el pobre siempre acaba en la calle”, se le oyó decir. Pero ¿alguien se ha interesado en saber dónde estaba esta familia antes de meterse hace seis años en Cría Caballar? ¿Nadie se ha sorprendido de que entraron en las instalaciones militares con dos hijos y salen con cuatro, sabiendo que estaban en precario? ¿A nadie se le ocurrió preguntarle en qué trabaja, cuál es su profesión? ¿Cómo se ha ganado la vida desde que se casó con la ceutí Samia? En fin, ¿nadie ha arrugado siquiera el entrecejo al saber que el tal Yamal es marroquí y que presumiblemente casarse con una ceutí era como si se le abriesen las puertas del paraíso? ¿Nadie se ha preguntado que ya pasa de castaño oscuro que la mayoría de los marroquíes que se casan con ceutíes no vienen a crear riqueza sino a que le paguemos la fiesta? Dinero que sale, insisto, de nuestros esquilmados bolsillos. ¿Nadie le dijo al tal Yamal que aquí en España no tratamos a los niños como animales y no los echamos a la calle, y que para muestra los MENAS marroquíes? ¿Resulta extraño que nadie –los socialistas ‘de la caña’, por ejemplo– le recordase a Yamal que en su país, Marruecos, si dices lo que estaba diciendo a voz en cuello le habrían llamado, por lo menos, al orden? ¿Nadie de esos que aparecen en la foto que publicó este periódico le dijo a Yamal que quien no se cuida a sí mismo difícilmente va a ser cuidado por otro? Pues no, parece que no, que a nadie se le ocurrió preguntar nada de lo reseñado más arriba.

El corolario de todo esto es muy simple: Ceuta va camino de ser una ciudad de ciudadanos subvencionados, la mayoría sin oficio ni beneficio ni cualificación; el asentamiento de marroquíes, por matrimonio con ceutíes, o de marroquíes ilegalmente establecidos aquí, va camino de convertir Ceuta en una bomba de relojería de espoleta retardada, que, sin dudarlo, puede hacer peligrar, en el futuro, la pertenencia de Ceuta al Estado español; la creciente e imparable islamización y arabización de la ciudad empieza a ser bien visible e insoportable; y, en fin, la capacidad de carga, de la que hablábamos al comienzo, producto de una brutal densidad de población y su huella ecológica sobre el territorio producirán tales desórdenes en cualesquiera de los ecosistemas que las citadas tensiones sociales aflorarán más pronto que tarde.

(PD/ Recuerde: faltan 7 semanas para celebrar el 6º Centenario de la conquista de Ceuta por los portugueses: el 21 de agosto de 2015)
 

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