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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE AGOSTO DE 2015

 
OPINIÓN / COLABORACION

Buen gobierno

Por Carlos Folch Valero


Recientemente el término buen gobierno se están utilizando de forma creciente. El mal gobierno se considera cada vez más como una de las razones principales de los males en nuestras sociedad, en especial lo podemos comprobar en nuestra ciudad, como cada día el mal gobierno se incrusta lentamente entre los políticos del Gobierno de Ceuta, viendo como las viejas políticas de beneficiar a los de siempre con un afán de enriquecerlos por el simple capricho del político de turno, hace de nuestra ciudad una de las más injustas y donde la igualdad de oportunidades brilla por su ausencia.

El concepto buen gobierno no es nuevo. Es tan antiguo como la civilización humana. El buen gobierno como concepto aislado significa: el proceso de toma de decisiones y el proceso por el que las decisiones son acertadas, o no. Estamos viviendo un tiempo, donde las decisiones del Gobierno de nuestra ciudad son erróneas en la mayoría de las ocasiones, comprobando la ciudadanía como esas actuaciones que se toman por parte de los políticos esta noble ciudad, benefician a unos pocos en perjuicio de la gran mayoría de los ciudadanos, vemos como el dinero publico, que es de todos, es despilfarrado alegremente en una serie de actuaciones equivocadas, que lo único que consiguen es enriquecer a unos pocos, endeudar el futuro de Ceuta para las generaciones venideras.

El buen gobierno tiene 8 características principales: Participación, Legalidad, Transparencia , Responsabilidad, Consenso, Equidad, Sensibilidad, Eficacia y Eficiencia. Como se puede comprobar, ninguno de estos adjetivos identifica al Gobierno de nuestra ciudad, casi se podría decir que habría que buscar los antónimos de estos adjetivos para identificar el trabajo realizado por el Gobierno de Ceuta hasta el día de hoy.

La participación tanto de hombres como de mujeres es el punto clave de un buen gobierno. La participación puede ser directa o bien a través de intermediarios, instituciones o representantes legítimos.

El buen gobierno necesita que su marco legal sea justo y que se imponga de forma imparcial. También requiere una protección total de los derechos de los ciudadanos. Sin que el gobierno retuerza las leyes para hacer legal lo inmoral, buscando beneficiar a sus acólitos sea como sea.

Transparencia, se refiere a que las decisiones que se llevan a cabo se realicen de forma tal que sigan las leyes establecidas y las normas. También significa que la información estará disponible para cualquier persona afectada por esas decisiones y su implementación. Se refiere también a que se facilite la suficiente información y que esta sea fácilmente comprensible. El incumplimiento de esta norma es unos de los grandes pecados del Gobierno de nuestra ciudad.

La responsabilidad del buen gobierno, requiere que las instituciones y los sistemas sirvan a todos los grupos de interés dentro de un marco de tiempo razonable. Buscando el beneficio común de todos los ciudadanos, consiguiendo los servicios a los mejores precios con una excelente calidad de los mismos, utilizando los recursos económicos de todos con un total honradez.

El consenso en el buen gobierno requiere mediación entre los diferentes intereses de la sociedad, para alcanzar un amplio consenso en lo que concierne a los mayores intereses del conjunto de la sociedad, y establecer cómo se puede llegar a realizaros.

La equidad en la sociedad del bienestar, depende de si asegura que todos sus miembros sienten que forman parte de la misma, y no se sienten excluidos de la inercia mayoritaria de su sociedad. Para ello se necesita que todos los grupos, pero especialmente los más vulnerables, tengan las mismas oportunidades para mejorar o mantener su situación de bienestar.

La sensibilidad es una de las claves para el buen gobierno. Las instituciones deben ser sensibles a las demandas del los ciudadanos. Quién es sensible a quién varía dependiendo en si las decisiones o las acciones tomadas son internas o externas a la institución. En general una institución tiene la obligación de ser sensible con aquellos que están afectados por sus decisiones y acciones. La sensibilidad no se puede imponer sin transparencia y sin seguir la ley.

La eficacia y eficiencia de un buen gobierno, significa que los procedimientos y las instituciones llegan a resultados que necesitan los ciudadanos, al tiempo que lo hacen utilizando de la mejor forma posible los recursos de los que disponen.

Tras los argumentos expuestos debería quedar más o menos claro que el buen gobierno es una ideal difícil de llevar a cabo en su totalidad. Muy pocas sociedades han llegado a conseguir un buen gobierno en su totalidad. Lo que también es obvio, que en nuestra ciudad el concepto de buen gobierno brilla por su total ausencia hasta el día de hoy, esperemos que ese concepto de buen gobierno, algún día llegue a nuestra ciudad para la sorpresa de los ciudadanos, y que los políticos del Gobierno comiencen a ejecutar sus políticas con este concepto.
 

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