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OPINIÓN - VIERNES, 6 DE NOVIEMBRE DE 2015

 
OPINIÓN / COLABORACION

Terapia ecuestre

Por Carlos Folch Valero


Montar a caballo con la ayuda de un terapeuta mejora las cualidades motoras de niños con retraso psicomotor, según un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid. Esta terapia siempre debe ser un complemento del tratamiento principal. Montar a caballo es una terapia complementaria para algunos problemas de salud.

Las terapias ecuestres se utilizan como tratamiento complementario para pacientes de diferentes patologías, entre ellos, personas con retraso psicomotor, especialmente niños. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Fundación Caballo Amigo (Madrid) y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), revela que la terapia equina ha resultado efectiva en un conjunto de niños con un nivel de desarrollo psicomotor no acorde con su edad. Se ha comprobado que mejora su espasticidad (músculos contraídos), el control del tronco, el equilibrio, la marcha y la función motora gruesa (relativa a grandes grupos musculares). En menores se recomienda terapia un día a la semana en una sesión de 45 minutos durante todo el curso escolar.

Existen dos tipos de tratamientos ecuestres. La hipoterapia consiste en que el paciente se encuentra sentando sobre una montura o tapiz en el dorso del caballo, al paso, y no se le exige participación directa, porque el objetivo principal es rehabilitar, la acción la ejecuta el terapeuta. Por su parte, la equitación terapéutica sí necesita que la persona participe de forma activa, en la dirección, velocidad y control del caballo, porque el objetivo fundamental es el aprendizaje terapéutico.

Todos estos trabajos de terapias ecuestres, deben ser realizados por personal cualificado en este campo, nunca se debe dejar este trabajo tan especifico e importante en el ámbito de la equitación, a personas sin cualificación y sin la experiencia adecuada, no se puede olvidar que las terapias ecuestres tienen una importancia en la vida de los alumnos que asisten a estas clases, ya que en manos de personal sin cualificación se puede empeorar la vida de estas personas.

No se puede pensar que las terapias ecuestres, son simplemente un paseo a caballo para que el alumno/a realice una relación caballo-paciente. Con las terapias se esta demostrado que la calidad de vida del paciente puede mejora, sin olvidar que todos deben continuar con sus sesiones de tratamiento rehabilitador habitual y mantener su tratamiento farmacológico.

Las terapias ecuestres han demostrado en algunos casos una mejora en la función motora gruesa, sobre todo en las áreas de rodillas y gateo y en bipedestación, (caminar con las dos piernas). Pero siempre con el trabajo de profesionales como psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y técnicos deportivos, donde su única misión en las terapias, es el de asesoramiento sobre la equitación a los demás profesionales, y en la búsqueda de los mejores caballos y más adecuados para este tipo de trabajos.

Respecto a la mejora de la calidad vida, aunque los investigadores han observado un incremento de la percepción de bienestar, los datos no muestran diferencias estadísticamente significativas. Es posible que la calidad de vida percibida no mejorase porque es un parámetro muy difícil de cuantificar.

Lo importante en las terapias ecuestres, argumentados por los mejores profesionales en terapias, es la constancia en este tipo de trabajo, y el personal cualificado que debe realizar las terapias ecuestres personalizadas, ofreciendo el mejor trabajo para cada terapia, buscando en los conocimientos profesionales y la experiencia en terapias ecuestres una mejora en las cualidades motoras.
 

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