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cultura - VIERNES, 20 DE NOVIEMBRE DE 2015


soledad arroyo. el pueblo.

entrevista / soledad arroyo - licenciada en periodismo
 

«Pude demostrar que sor María Gómez robó bebés a sus madres biológicas para venderlos»

Para Soledad Arroyo “no es fácil para un periodista trabajar de forma independiente cuando la empresa que le paga depende económica o ideológicamente de un tercero”
 

CEUTA
Ángel Muñoz

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La periodista de Antena 3, Soledad Arroyo, participará hoy en la segunda jornada del V Cur­so de Otoño de Periodismo y Educación. Arroyo hablará sobre la investigación ‘Los bebes robados’, que le llevó a publicar en 2013 su primer libro, ‘Los bebés robados de Sor María. Testimonios de un comercio cruel”. Ya ha estado en Ceuta en varias ocasiones, “la última hace cinco años invitada por un gran ceutí y muy buen amigo que ya no está con nosotros, Carlos Chocrón. Celebró una fiesta inolvidable. Siempre me ha parecido un lugar especial, con mucha magia. A los que no somos de allí, Ceuta nos ofrece la posibilidad de mirar España desde un punto de vista muy diferente al que tenemos siempre. Tomas conciencia de la riqueza cultural que tenemos en este país”, afirma.

Pregunta.- ¿Cuál considera que debe ser la función del periodismo en la sociedad actual? ¿Informar o educar?


Respuesta.- La teoría siempre ha dicho que la función de los medios es informar, formar y divertir. Yo creo que hoy en día, los medios de comunicación tienen una cuarta función que va a resultar definitiva en lo sucesivo dado el auge de las redes sociales y de la gran aportación testimonial que pueden llegar a tener. Me refiero a la función de filtrado y contraste de las informaciones que circulan por la red. Yo no creo que sea necesario educar. Cada vez más los españoles demuestran una formación cultural alta. Informar es una tarea casi sagrada. Servir la información, los datos y que el público los analice para sacar sus propias conclusiones. No creo que haya que educar, esa no es la función del periodista. En todo caso podemos tratar de ayudar a comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y formar a las audiencias para que analicen críticamente lo que ocurre y puedan entender su entorno de forma adecuada. Pero la información es lo más importante, es un derecho y un deber social.

P.- ¿Cuáles cree que son los principales retos del periodismo en España?.

R.- La independencia, sin duda. No es fácil para un periodista trabajar de forma independiente cuando la empresa que le paga depende económica o ideológicamente de un tercero. Pero no es lo único. El periodismo español tiene otras muchas asignaturas pendientes como el machismo en los medios: utilizamos siempre más expertos que expertas. También tenemos complejos que nos cuesta sacudirnos. El pasado viernes estaba en París cuando se produjeron los atentados. Al día siguiente los titulares de la prensa hablaban de “Francia atacada”, los periodistas se permiten hablar de Francia porque se sienten una parte más del país. Aquí nos costaría titular con el nombre de nuestro país. Además nos cuesta mucho exigir a los politicos que nos hablen a los periodistas, que nos rindan cuentas. Ellos están obligados a hablar y nosotros a preguntarles. Pero somos dóciles con la clase política. Si nos hablan grabamos, si no nos quieren hablar nos vamos. No nos quejamos. Eso es no es bueno. No es democráticamente saludable. Deberíamos ser más conscientes de la importante función social que cumplimos. Soy muy crítica con mi profesión. Creo que tenemos que serlo si queremos mejorar.

P.-En su intervención va a hablar de los bebés robados. ¿Verdad o mito?

R.-En noviembre de 2011 me quedé en casa dos días con gripe. El segundo, conecté el televisor con el programa matinal de la mañana de Antena 3. Oí una señora contar que le habían robado a su bebé en el Hospital de O’Donnell. Llamé a mi madre. Mamá, pon la tele. Hay una señora que está contando que le robaron a su bebé. Si no fuera porque tú sabes que tu hija mayor murió de verdad es para pensar que te la robaron. entonces mi madre me contestó: “Es que yo siempre pensé que me la robaron”. Ya te puedes imaginar cómo me quedé. ¿Mi propia madre víctima de algo así? No me lo podía creer. Pero resultó ser cierto. Eso me hizo meterme de lleno en esta terrible historia e investigar todo lo que pude. A día de hoy sigo investigando otros ladrones de bebés recién nacidos.

P.-¿Por qué nadie busca a los bebés robados en España? ¿Existe miedo a mirar al pasado?

R.-No es cierto que no se busque a los bebés robados. Lo que ocurre es que la Justicia española no ha sabido abordar este asunto. No ha habido compromiso político para esclarecer los hechos ocurridos hace tantos años, no se ha querido levantar las alfombras de hospitales, maternidades y centros de acogida de niños. Nadie ha querido comprometerse con las víctimas que siguen descabezadas buscando de manera individual. Se han producido reencuentros y yo misma he tenido la fortuna de contar muchos casos. Pero son fruto de la casualidad, del error de alguien que dejó un papel olvidado en un expediente, una factura con un nombre que no se tachó o una dirección que no se borró a tiempo. Por eso hay pocos casos de reencuentros. Pero no se puede cuestionar que hubiera robos. En mi investigación pude conseguir lo que no consiguió la justicia: demostrar que sor María Gómez Valbuena, robó bebés a sus madres biológicas para vendérselos después a familias que ella consideraba más aptas para criarlos.

P.-¿Existe un interés concreto en que desaparezcan las pruebas o en que los familiares no tengan acceso a los datos?

R.-Claro que existe un interés en que no se conozca todo lo que ocurrió. A nadie le gusta que le digan que su padre o su abuelo o su tío, participó en algo tan sucio como es el tráfico de bebés recién nacidos. En España hemos adoptado la costumbre de cerrar en falso las heridas y eso tiene un coste: que las heridas se abren cuando menos lo esperas y el caso de los bebés robados es un ejemplo muy claro.

P.-¿Considera que los medios de comunicación han sido útiles para las personas que han tenido en su familia casos de bebés robados?

R.-Lo que de verdad resultó útil para que el caso de los bebés robados tuviera el auge que experimentó en 2012 es la extensión de las redes sociales. Facebook fue un vehículo inmejorable para que muchos de los afectados por el robo de recién nacidos, ya fueran hijos o padres, se pusieran en contacto. Fue así como el movimeinto se tradujo en presencia en los medios. Mucha gente descubrió así que no eran los únicos, que no estaban solos, que la historia se había repetido miles de veces y entonces es cuando se atrevieron a denunciar públicamente, a dar el paso y contarlo. Y eso fue definitivo.

P.-¿Teme que el tratamiento del caso de los bebés robados en algunos medios pueda tender al periodismo sensacionalista en lugar de a una información seria?

R.-Desde luego que muchos medios han hecho un uso sensacionalista de muchos de los casos de bebés robados, pero mi investigación dió la vuelta al mundo. Sor María Gómez Valbuena, la monja en la que centré mi trabajo, se había convertido en un personaje de interés mundial cuando fue citada a declarar en los juzgados de Plaza de Castilla. Había cámaras de todo el mundo y fue noticia en medios de todo el mundo. Fue un escándalo como el de las Magdalenas en Irlanda, el de la sangre contaminada en Francia o los aborígenes australianos. Puede que en España se le haya dedicado demasiado espacio en magacines, pero eso ha contribuido a la extensión del fenómeno y a que muchas personas pudieran descubrir que también habían sido víctimas. Es la cara positiva y negativa de los medios. Las causas nos necesitan, pero nosotros también necesitamos a sus protagonistas.

P.-¿Hasta qué punto las redes sociales e Internet han cambiado el sistema de trabajo de los medios de comunicación españoles?

R.-Desde mi punto de vista las redes sociales han supuesto un cambio definitivo en el trabajo periodístico. El viernes, mientras se producían los ataques terroristas en París, me enteré por las redes sociales, cuando estaba cenando a un kilómetro del lugar en el que se produjo el primer ataque. Fueron tuiteros los que me pusieron en alerta. Después llegaron los medios tradicionales. Claro que los periodistas tenemos que corroborar lo que nos dicen las redes y tenemos que confirmar la veracidad de lo que se cuenta, pero son una nueva fuente de conocimiento. Ya no se busca en buscadores generalistas de internet. Los periodistas buscamos en Twitter. Los periodistas de Televisión ya no buscamos en Youtube, buscamos en Twitter y Facebook... En fin, todo está en las redes: lo que pasa, cuándo pasa, a quién le pasa, dónde pasa y porqué sucede. Las redes nos ponen en contacto con los protagonistas y nos permiten establecer diálogos directos con ellos. El cambio se produjo hace tiempo y ese cambio es irreversible.
 


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