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OPINIÓN - MARTES, 24 DE NOVIEMBRE DE 2015

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Menores extranjeros sin escolarizar en Ceuta

El debate plenario sobre una propuesta del Grupo Socialista para la creación de un Plan Integral de Infancia y Adolescencia fue aprovechado ayer por Juan Luis Aróstegui para reprochar, una vez más, al Gobierno de Vivas la situación de los menores extranjeros que permanecen sin escolarizar en Ceuta y que son atendidos por la Asociación Digmun, que lleva a cabo una labor que hay que reconocer y felicitar.

La polémica no es nueva, si bien ha tomado nuevos derroteros en las últimas semanas, transformándose en un enfrentamiento político entre PP y Caballas. La línea la marcaron el tristemente fallecido Delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, y el destituido Director Provincial de Educación, Cecilio Gómez, los que en perfecta sintonía, aguantaron las críticas contra viento y marea. Este último llegó a declarar de forma contundente “no hay ningún menor que cumpla los requisitos para estar escolarizado y no lo esté”. Mientras tanto, el presidente de la Ciudad se mantenía hábilmente al margen de la polémica, sin dejar de subvencionar a Digmun.

Juan Luis Aróstegui siguió su hoja de ruta habitual: Inició su despliegue mediático, amenazó con denunciar por prevaricación, implicó a las instituciones donde ‘tiene mano’ (Fampa, Foro de Educación, Junta de personal, …) e incluso llevó el tema al Congreso mediante el diputado Jon Irrausti de Amaiur. Su último paso en su camino para amedrentar e influir en las decisiones que se toman en Plaza de África y Plaza de los Reyes, ha sido acudir a la Defensora del Pueblo y Fiscalía de menores.

Sin embargo, buceando en las noticias sobre el tema, encontramos que se judicializó uno de los casos, y en julio de 2014 los Tribunales establecieron que el empadronamiento era requisito para la escolarización, dando la razón a las tesis defendídas entonces por la Dirección Provincial de Educación.

Por tanto, no lleva razón Caballas cuando plantea como irrebatible la cuestión, basándose en la legislación internacional, ya que aunque no se puede negar el derecho a la educación a los menores que estén en el país y repitan machaconamente que estos chicos viven en Ceuta, lo cierto es que no pueden demostrar si realmente residen, si pernoctan, si solo están en tránsito, o si cruzan diariamente la frontera. Tanto es así que lo primero que ha hecho la Fiscalía es solicitar a la Policía Nacional que informe sobre los domicilios de los niños sin escolarizar. Una cuestión que será clave para desenredar este asunto.

Lo cierto es que, después del relevo en Delegación del Gobierno, el Presidente Vivas carece del burladero tras el que se refugiaba, y ha tenido que salir al ruedo intentando capear el Mihura. ¿Por qué guardan silencio sobre el tema los actuales Delegado del Gobierno y Director Provincial de Educación? ¿Y por qué si hace un año se hablaba de 40 o 50 menores afectados, esa cifra se reduce y se habla actualmente de 20 chicos?

El tema no es baladí, y excede incluso el ámbito educativo. Estamos hablando del acceso a servicios públicos esenciales, en las mismas circunstancias que los nacionales, por personas que no pueden acreditar su residencia permanente y legal en la ciudad.

Por ello, el presidente Vivas hace bien en mantenerse firme, ya que sabe a la perfección que su posición como garante de los valores que sustentan al Partido Popular, puede verse cuestionada debido a la relación estrecha y especial que mantiene con el número dos de Caballas. Si se llegara comprobar que al margen de las declaraciones públicas de unos y otros, se comienza a escolarizar a chicos extranjeros que carecen de certificado de empadronamiento, el electorado del Partido Popular e incluso una mayoría de la población, lo interpretaría sin duda como una traición imperdonable. Pregunten en el PSOE como se mantiene en la memoria de Ceuta, las políticas de “cesiones controladas” llevadas a cabo en los años 80, y el coste político que aún deben pagar. Y todo ello en una ciudad, donde las plazas escolares precisamente no sobran.
 

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