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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE DICIEMBRE DE 2015

 
OPINIÓN / COLABORACION

2015, propuestas de reforma y proyectos de ruptura

Por Carlos Folch Valero


En numerosas ocasiones, en publicaciones, seminarios o Campus, durante estos últimos años la sociedad de nuestro país ha sido invitado de piedra, de las reformas institucionales y territoriales necesarias para mejorar el funcionamiento de nuestra democracia, frente a la crisis institucional que ha acompañado a la durísima crisis económica.

Algunas de esas reformas se han puesto en marcha y otras están pendientes. Es preciso insistir en ellas, reflexionando una vez más para acometerlas de la mejor manera posible. Sobre todo es imprescindible que el próximo 20 de diciembre, cuando volvamos una vez más ha ejercer nuestro derecho al voto, dar la continuidad al Gobierno del Partido Popular. Ese voto de responsabilidad y confianza por la recuperación de nuestro país, el futuro de nuestros hijos y la confianza de las mejoras en las políticas sociales, es el impulso que necesita que España y los españoles necesitamos para seguir en la senda del crecimiento económico y la bajada del paro.

Paralelamente, prácticamente desde 2004 se ha abierto en España un interesado debate sobre el significado de la Transición, la supuesta invalidez sobrevenida de la Constitución, la descalificación de las instituciones y, en definitiva, la deslegitimación de la democracia parlamentaria. A raíz de ese debate, y aprovechando las tendencias populistas tan peligrosas en los tiempos de crisis, se han instalado proyectos políticos que, bajo la apariencia de fortalecer la democracia, proponen realmente su ruptura. Algunos partidos nacionalistas han aprovechado también el momento de dificultad para impulsar sus propuestas más radicales de ruptura.

En este escenario resulta imprescindible discriminar lo que son propuestas sólidas y útiles de reforma para fortalecer y modernizar nuestro sistema democrático, como las que defiende el Partido Popular, de aquellas que, bien intencionadas, no van a servir para mejorar nuestras instituciones, de aquellas otras que, en fin, no pretenden mejorar la democracia, sino sustituirla por alternativas cuyo carácter antidemocrático es bien conocido en el pasado y en el presente, de países que un día fueron democráticos hasta que se entregaron a las soluciones mágicas de la demagogia y el populismo.

En un reciente y celebrado discurso sobre los grandes retos globales, Henry Kissinger recordaba que “el acierto de nuestras respuestas dependerá de la calidad de nuestras preguntas”. En España se aspira a plantear de forma incisiva y directa las cuestiones clave del momento. Un momento que los analistas no dudan en calificar como “un nuevo desorden nacional” y que exige, más que nunca, de principios sólidos y estrategias claras y compartidas. Por tales cuestiones en las próximas Elecciones Generales del 20 de diciembre, los españoles nos jugamos mucho, hay que hacer las preguntas correctas para decidir nuestro voto, y si las preguntas son las correctas, comprobaremos que las respuestas siempre nos dan la misma solución. Dar nuestra confianza al Partido Popular, por la cientos de razones que son las respuestas de las cientos de preguntas.

Son muchos los temas que se abordar en la próxima legislatura, con la ayuda de los mejores expertos nacionales, como es el equipo del Partido Popular. Los interrogantes que plantea los muchos problemas internacionales. El gigantesco desafío que plantea la confrontación asimétrica con el terrorismo propagandístico del Estado Islámico. Los límites de la relación con la nueva Rusia nacionalista. La vuelta del viejo populismo en Europa. Las inciertas oportunidades del deshielo cubano. La necesaria transición venezolana frente a los coletazos represivos del chavismo. Los problemas independentistas de ciertos sectores radicales nacionalistas de nuestro país. Todos estos temas nos afectan como españoles, como europeos y como miembros de una comunidad moral que se define por su defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos. Y todos están relacionados. Se trata de despejar la confusión y redefinir las bases, estrategias y alianzas de un mundo más libre y más seguro. Circunstancias de las cuales solo hay un partido en nuestro país que las defiende, porque las tiene incrustadas en su ADN, este es el Partido Popular.
 

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