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sociedad - MARTES, 15 DE DICIEMBRE DE 2015


los agentes que intervinieron en el parto. el pueblo.

REPORTAJE/ POLICÍAS QUE INTERVINIERON EN EL `PARTO DE LA FRONTERA´
 

“En mis once años de servicio es lo mejor que me ha pasado”

A. Abdelhilah: “Participar en el nacimiento de un niño es algo increíble. Lo que vivimos en la tarde del domingo no tiene precio ninguno” . José Miguel Pitalúa: “Al terminar el servicio nos acercamos al Hospital y la madre al vernos empezó a llorar y no paró de darnos las gracias”  

CEUTA
Samuel Dueñas

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El domingo 13 de diciembre de 2015 será un día que no se les olvidará jamás a los agentes de la Policía Nacional, José Miguel Pitalúa y Abdelhilah Abdesalam. Ambos asistieron a la mujer que irremediablemente y por cuestiones de la naturaleza iba a dar a la luz en la frontera del Tarajal.

Eran las 17.10 horas cuando ambos agentes, que pertenecen al Turno 4 de la frontera, recibían la “llamada telefónica del compañero que estaba haciendo el control documental de peatones en la zona del puente internacional”.

En la llamada se informa que una mujer “ha roto aguas y está echando líquido”. Ante esta situación, el agente Pitalúa cuenta que “salí rápidamente y ví a una mujer que caminaba muy despacio, pero se encontraba aparentemente tranquila”. Sin embargo, antes de llegar a la oficina “la mujer empezó a gritar diciendo; ¡me duele! ¡que viene, que viene! Pensábamos que le estaban dando contraciones e intenté calmarla mientras el compañero avisaba a los servicios de emergencias”.

Tras segundos de dolores y gritos, la mujer se calmó un poco y le dije que se sentase, pero ella me contestó; “¡no me puedo sentar que me duele! Efectivamente, en menos de un minuto empezó otra vez a gritar; ¡que viene, que viene, que va a salir y se me va a caer aquí!...

Ante tal la situación “decidimos tumbar a la mujer en el banco mientras que llegaban los servicios de emergencias, que a la vez nos decía por teléfono los pasos que teníamos que ir dando, pero la mujer empezó a gritar de nuevo y se bajó las mallas y la ropa interior y me encontré que la cabeza del niño se veía, así que se lo comenté a mi compañero que estaba hablando con el médico por teléfono”. De repente la oficina de la Policía en la frontera se convirtió en un improvisado paritorio con un `matrón vestido de Policía y un banco reconvertido en cama´.

No había otra opción, la naturaleza había elegido el lugar y no quedaba más remedio que salir al frente. El agente Pitalúa comenta que “le quité los zapatos y la ropa, le puse una pierna arriba del banco y la otra me la eché al hombro, recordando un cursillo que había realizado, la coloqué cómoda y bien y al instante le dio otro dolor y observé como iba saliendo la cabeza, así que saqué la cabeza, le puse la mano debajo, salieron los hombros y el resto salió solo. Me quedé con el bebé en los brazos”.

Una vez hecho lo más difícil tocaba actuar de nuevo porque el cordón umbilical aún unía al bebé a su madre, así que nueva consulta al médico, que seguía al teléfono y “nos indicó que había que abrigarlo para que no cogiese frío”.

Pitalúa recuerda que “mi compañero salió corriendo al coche y se trajo un abrigo nuevo que se había comprado la mujer y allí metimos al niño, le pusimos el bebé encima a la madre y ambos empezaron a llorar”. Seguidamente llegó la ambulancia y ambos fueron trasladados al Hospital Universitario.

Tras esta experiencia llena de humanidad, el agente José Miguel Pitalúa asegura que “en los once años que llevo de servicio ha sido lo mejor que he vivido humanamente”.

Por su parte, Abdelhilal Abdesalam, que es el agente que estuvo en contacto con el médico a través del telénono, señaló que “es una labor humanitaria impresionante y uno se siente con el deber cumplido y el servicio realizado”, asegurando que “participar en el nacimiento de un niño es algo increíble y lo es aún más al ver la cara de felicidad de la mamá cuando tiene a su niño. Lo que hemos vivido no tiene precio ninguno”.

Al finalizar el servicio, los agentes se traladaron al Hospital para ver a madre e hijo.
 


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