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ACTUALIDAD - JUEVES 1 DE DICIEMBRE DE 2005


Multitud en el paso. NICOL'S

PASO DEL BIUTZ / RETENCIONES
 

Dos horas de desconcierto

Ayer, el Biutz vivió otra contrarreloj
para pasar ‘bultos’ a Marruecos
 

CEUTA
Mada M.

local
@elpueblodeceuta.com

Comerciantes, compradores y Policía. Todas las personas relacionadas con el paso comercial del Biutz expresaban ayer su malestar ante lo que estaba sucediendo. Desde las once de la mañana y hasta la una del mediodía, el colapso de gente en el puente no cedió un milímetro. Multitud de personas se agolpaban en los túneles de reja metálica para cruzar hacia Marruecos con bultos que hacían rodar por el suelo. En el paso, alrededor de una quincena de agentes de la Policía Nacional trataban de regular la circulación de personas, cosa que no fue posible casi en ningún momento. Desde la puerta de su establecimiento del polígono del Tarajal, Francisco Alcaide, vicepresidente y portavoz de los comerciantes de la zona, movía la cabeza de un lado a otro: “Esto es insufrible para todos, aquí no ha hecho nadie los deberes”. Su local, justo enfrente de la puerta del Biutz, estaba prácticamente invadido de porteadores que esperaban su turno para el Biutz. Alcaide asegura que ni su calle ni las anexas son capaces de vender en condiciones, “ni treinta mil pesetas”. La mayoría de los clientes habituales, según explica, han dejado de venir por aglomeraciones como las de ayer. “Hay un 50% de mujeres menos, mujeres que venían a hacer sus pequeñas compras”. No se observaba mucho comprador mediano, pero sí grandes bultos, una de las causas que, como señalan agentes de la Policía y los comerciantes, impiden la fluidez y el orden en el paso. La situación se produce “casi a diario”, indica Alcaide, con lo que la “tensión y desesperación” de los comerciantes crece por momentos. “Una de dos, o que se abra otra vez el paso de Benzú o que se impida que se pasen bultos”. Alcaide quiso dejar claro también que los comerciantes no quieren el paso para ellos, “pero esta situación no puede seguir así porque se están cargando el comercio en el Tarajal”. Respecto a la contratación de seguridad privada para vigilar el recinto, el representante es escéptico sobre su efectividad integral: un servicio nocturno no cubriría todas sus necesidades.

La Policía Nacional, con cerca de ocho vehículos desplazados hasta el polígono, trataba de acelerar el paso de los porteadores. También se desplazaron a la zona efectivos de la Policía Local. El paso se abrió a las once y hasta mediodía no paró de pasar gente; los más jóvenes corriendo y acarreando grandes paquetes; los mayores, entre empujones; las mujeres, que acceden por el lado izquierdo, comenzaron la mañana sin tanto colapso, aunque a medida que avanzaba el tiempo, comenzaron a sucederse las caídas y las aglomeraciones. Pero el atasco no sólo se da en el acceso, sino que el propio puente del Biutz se convierte en otro mayor. Allí algunos porteadores lanzan sus mercancías, a través del enrejado, para que otros compañeros las recojan y las trasladen a su destino; existen incluso ‘ojeadores’ que recorren la parte superior de la verja para encontrar los bultos que han de pasar primero. Ayer, en alguna ocasión incluso, un mehani hizo la vista gorda mientras la verja del puente se abría y salían varios lotes de mercancía. Se sospecha que la presencia de la policía marroquí -vestida de paisano- podría darse también en la parte contraria de la frontera, ya que organizarían a los porteadores que trabajen para ellos.

Tras el cierre del Biutz, sobre la una, todavía quedaban gran número de porteadores en el Tarajal que tuvieron que trasladarse hasta la frontera para llegar a Marruecos. También las mujeres que cargaban con niños pequeños hubieron de hacer lo mismo, saliendo de la fila izquierda. Todo el mundo guardó cola salvo alguna persona concreta, como el caso de una mujer mayor que arrastraba un fardo de ropa, y que pudo pasar sin esperar en los túneles. Los efectivos policiales aseguran sentirse desbordados y en constante tensión ante la cantidad de gente que se aglomera; algunos de ellos mostraban ayer las heridas que les producen algunos encontronazos con los porteadores, así como los tubos de las puertas giratorias que acaban arrancados ante la presión de la multitud. El hecho de que Marruecos “abra el paso a tirones”, como señalan los comerciantes, sólo ayuda a que el tráfico se ralentice y que el colapso sea mayor. Uno de los porteadores, que cargaba con un par de bolsas de alimentos y productos de limpieza, explicaba ayer que si antes pasaba una media de cuatro o cinco veces al día hasta el Tarajal, ahora lo hace sólo una, por lo que se plantea si seguir comprando aquí o no.

La situación actual del polígono comercial no contenta a nadie; es más, parece que cada día genera más y más tensión entre comerciantes, porteadores y agentes policiales.
 

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