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OPINIÓN - MARTES 13 DE DICIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / EL FORO

El Goyu-Ryu, a por otra temporada
en división de honor

 


Juan Jiménez
juanjimenez
@elpueblodeceuta.com
 

Mohamed Amar Ayad, es el hombre que rige los destinos del Gimnasio Ceuta Goyu-Ryu, equipo de la división de honor de juveniles.

Hace trece años, por una mínima diferencia con dirigentes del Ceutí, equipo en el que colaboraba llevando la cantera de juveniles, creó su propio club. Su hermano, Nayím, hombre muy vinculado a un concepto oriental de defensa personal, le sirvió de spontsor para su nueva singladura. Así nació el Gimnasio Ceuta Goyu-Ryu.

Como quiera que las diferencias no se habían limado y los jugadores pertenecían a la disciplina de su antiguo club, Amar, apostando muy fuerte, prefirió que los chavales estuvieran una temporada en blanco y fundó el Ordenadores Alif, de fútbol sala, con el que realizaron un meritísimo campeonato.

A partir de ahí, Tote, Sebas, Oscar, Malik, Wiwi, Toledo y muchos más le han dado gloria a un equipo que lleva, nada más y nada menos que doce temporadas en la máxima expresión del fútbol juvenil, a nivel nacional, codeándose, temporada tras temporada, con el Sevilla, Betis, Málaga, Recreativo, Córdoba y un largo etcétera, equipos filiales de nivel y categoría contrastada.

La idea inicial de Mohamed Amar (crear un equipo netamente ceutí) no se cumple no porque él no quiera, si no porque habrá que convenir que la división de honor es una categoría de alto nivel y, por desgracia, no existe ni cantidad, ni calidad, suficientes, como para completar toda una plantilla con jugadores de la propia cantera caballa.

Así y todo, añado yo, que para que tanto sacrificio de trabajar la cantera, si a pesar de triunfar en la máxima categoría del fútbol juvenil, con jugadores de Ceuta, pocos han recibido el premio de subir a categorías superiores, salvo contadas excepciones. Tote, Esteban, Guri, Malik Es más, se podría decir que para triunfar, algunos, por estudios o necesidad, tuvieron que abandonar Ceuta y ganarse la gloria en otra modalidad.

Parece que lo de Amar no tiene mérito y está pasando de penitas, como si no hubiera hecho nada. Pues bien, desde aquí nuestro agradecimiento por dejar el pabellón tan alto y, reconocimiento, porque ha sabido capitanear una nave, mantenerla a flote y llevarla a buen puerto. No se puede pedir más.
 

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