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OPINIÓN - MARTES 20 DE DICIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Se han puesto de moda, de poco tiempo a esta parte, las comidas de empresas, donde se reunen todos los compañeros para pasar unas horas de ocio lejos de la presión a laque, cada día, están sometidos por el trabajo.

Por supuesto que estámos hablando de los currantes auténticos, no de aquellos que no le dan un palo al agua y, encima, ganan una pasta gansa aunque también, estoy hay que reconcerlo, se reunen en estas fechas navideñas en las correspondientes comidas de empresas.

En ellas, volvemos a las comidas de los currantes auténticos se habla de todo, de lo divino y de lo humano, lo único que está prohibido es hablar de trabajo. Pues no sé cómo se las arreglan para que, en estas comidas, se termine hablando del trabajo de cada día.

Servidor, la verdad sea dicha de paso, no es muy dado a la asistencia a las comidas, prefiero quedarme en casa leyendo o viendo la televisión, aunque los programas televisivos sean capaces de aburrir a las vacas.

Y mucho menos se me ocurre asistir a esas comidas o copas de vino español a las que algún político o partido político invitan a los medios de comunicación por dos poderosas razones.

Primera y principal que ni están todos los que son, ni sontodos los que están, con lo cual se produce una mezcla rara que no me interesa nada, en absoluto, asistir a las mismas. Y, para más inri, tiene que soportar, ver con estos peazo de ojos que se van a comer los asquerososde los gusanos, como los pelotas y los lameculos rodean al polítiquillo de turno a ver si consiguen algo más.

Cuando se dan estas comidas o copas de vino español y dicen que, en ellas, se invita a todos los medios de comunicación, siempre hay algunos compañeros que no pueden asistir por causa laborales o sencillamente que al no ser de la cuerda del poítico o partido politico, de turno, no son invitados. Con lo cual se está mintiendo al decir que se invitan a todos los medios de comunicación.

La segunda razón es que, servidor, se aplica aquella famosa frase que dijera el genial, Groucho Marx: ”No aceptaría pertenecer a ningún club que me aceptasen como socio”.

O sea, las cosas claras para que nadie se llame a engaño, que se llaman a participar, en todas esas comidas o copas de vino español a todos aquellos , que de alguna manera tienen en su cuerda o se quieren atraer a la misma.

Para no darle más vueltas al asunto, porque nos podemos marear, servidor sólo acude a esa comida que da nuestro periódico por el placer de departir unas horas con mi gente.

Aquí, en esta comida de nuestro periódico se invita a todos los que pertenecemos, de una u otra forma a la plantilla del mismo. Sin que exista el protocolo, desde el cual se tomen las medidas oportunas, para que determinados periodistas, por no estar bien vistos por los polítiquillos de turno, polítiquillos de medio pelo, esos médiocres con carguitos, no sean invitados a esas comidas o copas de vino español que ofrece el político o el partido de turno.

Son tan médiocres, tan escaso de la más mínima inteligencia que creen que, al no invitar a determinados periodistas, se vengan de ellos.¡Pobres criaturitas!

Y les llamo pobres criaturitas, no porque sean pobres económicamente hablando, que de dinero andan sobrado, sino porque su inteligencia es tan cortita que lo único que saben llevar por bandera es la vengaza.

Pobre venganza sólo digna de estos polítiquillos de medio pelo, médiocres entre los médiocres.

Cuando compruebo esas actitudes, sólo dignas de ellos, me causan risa, y el cuerpo se me predispone a tomármelos a cachondeo, al ver tanta miseria humana en estos personajillos.

¿Pero de verdad creen, estos médiocres que esa es una venganza de la que saldrá dolido el periodista de turno?. Por favor, no insultéis a la inteligencia de nadie que está años luz de todos ustedes.

Perdonen que no les siga contando cosas de esta fauna de polítiquillos de medio pelo y las actitudes que toman en determnadas circunstancias, pero me tengo que largar, sin perder un minuto porque llego tarde, a la comida que vamos a celebrar la gente de “EL PUEBLO”.

Oiga, amigo guardia, gloria pura de cena que nos pegámos entre pecho y espaldas todos, los que de alguna forma, pertenecemos a este su periódico.

No se puede pedir más o mejor calidad que con la que nos obsequió el editor en el hotel TRYP, que dicho sea de paso, tenemos que felicitar, al persona que no srivió, por todas las atenciones que recibimos incluidas las atenciones tenídas, para con los componentes de “EL PUEBLO”, por el director del hotel.

Ambiente de total camaradería entre todos los asistentes entre bromas y risas.Como debe ser.

Pero hubo algo en el ambiente que es digno de destacar, la enorme felicidad que reinaba entre todos los asistentes.

La felicidad es un sentimiento, que ni se compra, ni se vende. No es moneda de cambios es, simplemente, felicidad.
 

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