PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES 23 DE DICIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Conocí a Julio Iglesias muchísimos años antes de que se convirtiera en una primera figura en el difícil mundo del espectáculo.

Tuve la suerte de que, Julio Iglesias, fuese uno más de todos los artistas a los que he presentado a lo largo de mi vida.

Fue en una feria, de aquellas ferias que no volverán a repetirse, en el Centro Cultural de los Ejércitos, donde el hoy artista de fama universal cobraba por actuación lo que quizás, en estos momentos, dé de propina en alguna de sus fiestas particulares a las que suele invitar a los amigos.

Como me ha pasado con muchos artistas, unos vez que fuimos presentados, charlamos como dos viejos amigos que se conocieran de toda la vida.

Y como en esos minutos que restan para salir al escenario se habla de todo, Julio me habló de su familia y sobre todo de su padre al que adoraba.

Pasamos quince minutos de charla, en los que le pronostiqué que llegaría a ser una gran figura porque, para triunfar, te nía una personalidad arrolladora y una voz melodiosa que sin querer te envolvía y te llevaba por obligación a escucharlo con auténtico placer.

Finalizada la actuación, nos despedimos con un fuerte abrazo, mientras me decía nunca olvidaré lo que me has pronosticado. Adiós, amigo.

Años después sucedió algo en el que me demostró, de forma palpable que no me había olvidado y que, de verdad, era mi amigo.

Esa historia no la voy a contar aquí. La he dejado para un pequeño libro en el que voy a relatar todas mis vivencias de mi época, maravillosa época, de presentador de todas estas grandes figuras del mundo del espectáculo y de otras no tan famosas pero con caché suficiente para figurar en primera línea.

Me imagino por aquella conversación, sostenida hace años, como estará Julio por la muerte de su padre.

Desde aquí y desde ya, amigo mío y te digo amigo porque así me lo demostraste, mi más sincero pesar y el abrazo sincero de un amigo de verdad.

La vida, esta que nos ha tocado vivir, que no es ni mejor ni peor que otras vidas que se hayan vividos en épocas anteriores, siempre dejan penas y alegrías en los momentos, a veces, menos indicado.

Al profundo pesar que me da el fallecimiento del doctor Iglesias que es, sin duda alguna, la parte de las penas que nos acompaña cada momento de la vida se une, la otra parte, la que también pasa a formar parte de nuestros sentimientos, como es a alegría.

Porque alegría, enorme alegría me ha provocado el volver a ver, a mi gran amiga, Rocío Jurado, subida en un escenario y dejando escapar, con todo el poderío de su garganta, el cante que solo tiene dentro del alma.

Porque, Rocío, lleva el cante en el alma. Un alma que ,de seguro, estába destrozada durante ese tiempo en que la fuerza de su garganta había disminuido y no dejaba expresar el cante grande procedente del alma.

El martes pasado, en la primera de televisión, Rocío, volvió de nuevo a ponerse delante de un micro y empezar a degranar, con ese arte majestuosos que tiene la más grande, la mejor, sin lugar a dudas, todas aquellas canciones que la llevaron a la categoría que sólo alcanzan los mejores entre los mejores. No hay nadie que cante como Rocío Jurado.

A Rocío la conocí cuando empezaba y venía acompañada de su madre a la que servidor le tenía un gran aprecio.

Han sido tantas y tantas las veces que he trabajado con Rocío y tantas y tantas las horas de charlas que hemos mantenido que conozco su vida, casi como ella misma.

Sé y más que demostrado me lo tiene, la gran mistad que nos une.Y esa amistad no es sólo con mi persona, sino también con mi familia para la que, Rocío, cada vez que venía, era una amiga más que nos apetecía saludar y charlar un rato con ella.

Con Rocío tengo mil y un anécdota que, por supuesto, también publicaré. Hoy voy a contar una donde se demuestra el grado de amistad que nos une.

Actuaba Rocío en Ceuta, y el concejal de turno, estába empeñado, sin que al día de hoy me haya enterado de los motivos, en que no fuese el presentador.

Le hice saber, a Rocío, que no me dejaban presentarla y me marché a una cafetería a tomarme tranquilamente una cerveza, haciendo tiempo para el final del espectáculo donde, como siempre, echábamos nuestro rato de charla.

Cual no sería mi sorpresa, cuando vinieron a buscarme rogándome que fuese a presentarla porque, Rocío, había impuesto que su presentador era yo que formaba parte de su espectáculo.

El espectáculo empezó con media hora de retraso porque tuve que ir a casa a ponerme un traje.

Cuando llegué preparado para empezar, Rocío, me dijo “Ese quién se ha creído que es para negarse a que tú me presentes” .

Ni les cuento la cara que tenía el concejal de turno, cuando me vio salir a hacer la presentación.

Un abrazo, Rocío.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto