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OPINIÓN - SÁBADO 12 DE NOVIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

La llaman Rebelión de los Miserables, en alusión a la novela de Victor Hugo y a la marginación que predomina en los barrios periféricos de las grandes ciudades francesas.

Y la llaman así, porque a los organizadores de todo esto, que está perfectamente organizado, les interesa que ante el mundo entero aparezca como una rebelión de las clases marginales, para llevarnos a todos a sacar a flote los sentimientos de acercamiento y apoyo hacia esas pobres victimas de la marginación.

No vamos a negar, porque eso sería una necedad, que existen barrios marginales no sólo en Francia sino en todo el mundo y gentes que viven en la más absoluta de la miserias.

Pero de la misma forma, no vamos a creernos que ésta rebelión que ha saltado en Francia no está perfectamente organizada y dirigida hacia unos objetivos marcados por la mano que guía semejante rebelión.

En un momento de desesperación puede saltar una rebelión de todos los marginados que dure un par de días. Pero cuando han pasado más de trece días desde los primeros incidentes violentos, estos ataques emprendidos por los agitadores se han convertido más que en una rebelión de los marginados en una auténtica ola de terror que recorre Francia, de momento.

Más de 2.000 coches quemados, 400 detenidos y 34 policías heridos de balas no es una simple rebelión de los marginados, es mucho más que todo eso.

Es una trama perfectamente organizada y dirigida hacia una meta que se tiene que conseguir. Y, esa trama perfectamente dirigida no sólo se ha dado en Francia, sino que ha saltado a Alemania, Bélgica y algún que otro país europeo, de momento sin la virulencia francesa pero todo se andará porque, cada paso que tiene que dar la rebelión y no de los marginados, están calculados a la perfección.

Los errores, en todos los ordenes de la vida, se pagan muy caros y Europa va a pagar los suyos a muy alto precio, motivados por la necedad y la ceguera de algunos de sus gobernantes.

Los disturbios y la violencia callejera de estos días en Francia nada tiene que ver y, además, supera con creces aquella revuelta de mayo del 68 .

Aquel mayo del 68 fueron protagonistas también los jóvenes, pero al contrario de estas revueltas era un proyecto político que pretendía cambiar las relaciones del poder en la sociedad-.

Al contrario de esta juventud, la juventud del 68 estába formada , en su inmensa mayorías, por hijos de la llamada clase media que buscaron el apoyo de los obreros a cuya clase, por supuesto, no pertenecían.

Trataban, al buscar este apoyo de la clase obrera, encontrar una alianza en su lucha contra la derecha y contra una izquierda tradicional a la que criticaban duramente.

La única cosa en común que tiene aquel mayo del 68 con los disturbios actuales quese están viviendo en Francia, es que los protagonistas son jóvenes. Pero nada más.

Estos jóvenes generadores de la violencia y de los disturbios que se viven estos día, en Francia, por supuesto no son gente de la clase media ni, mucho menos, de la burguesía y no tienen ningún proyecto político.

Ahora bien, no cabe duda alguna que están organizados puesto que existe una comunicación entre ellos según manifestaciones de la policía y actuan con una táctica en plan guerrilla urbana.

Como, al parecer, tampoco cabe duda alguna que esta espiral de disturbio y violencia callejera pueda ser extrapolada a otros países europeos.

Si esto sucede está más claro que el agua que es una trama perfectamente urdida y manejada por algunos hilos de momento desconocidos o igual perfectamente conocida la manol que guía todos estos actos violentos.

La verdad es que no hay que ser un genio para detectar las causa de éste estallido de violencia callejera, como tampoco es muy complicado, para el gobierno francés , extraer las debidas lecciones que se derivan de todo cuanto está pasando.

El desarraigo en que vive esta segunda generación de inmigrantes que malviven en guetos, los índices de paro y el fracaso escolar son el caldo de cultivo perfecto para a quienes les interesa aglutinar a todos estos inmigrantes y después actuar como catalizador de cuanto han de efectuar. Como será el asunto que la poderosa Unión de Organizaciones Islámicas se ha visto obligada a pronunciar una fatwa, pidiéndole a los jóvenes musulmanes que “calmen su cólera”.

No está bien el título de arde París, como tampoco está bien la rebelión de los Miserables, porque sólo es verdad en parte y las medias verdades son las mayores mentiras.

Francia no es más que el inicio de la mecha a la que se ha prendido fuego, y ese fuego puede saltar a otros países europeos con todo lo que ello pueda conllevar.

La ceguera ante la realidad de unos malos gobernantes han llevado a Europa a esta situación. ¿Quién la parará?.
 

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