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OPINIÓN - SÁBADO 1 DE OCTUBRE DE 2005

 

OPINIÓN / EL OASIS

Necedades sobre Ceuta
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Con el asalto de los inmigrantes por el perímetro fronterizo, Ceuta está ocupando, una vez más, las portadas de todos los periódicos nacionales e internacionales y, además, sirve para que los medios orales tengan cubiertas gran parte de sus emisiones. Lo cual propicia que se digan y escriban muchas necedades que no hacen sino distorsionar la realidad de esta ciudad.

Lo mismo ocurrió cuando el lío de Perejil: hubo periodistas, enviados por periódicos de gran tirada, cuyos comentarios dejaban mucho que desear y que se comportaban de mala manera en la sala de estar de los hoteles. De haber visto mi admirado Luis María Ansón a una de las suyas, aquellos días, no sólo se hubiera indignado sino que también habría decidido darle la boleta inmediatamente. Pues hacía gala de una chabacanería impropia de una profesional de La Razón.

Si opinar a primera vista de cualquier ciudad es siempre un riesgo que conduce irremisiblemente al error, hacerlo de Ceuta son ganas de meter la pata hasta el corvejón y, por consiguiente, dañar la imagen de ella. Lo cual parece que se ha puesto de moda en los últimos años.

Leo en un periódico digital que al viajero que pisa Ceuta por primera vez, le recorre una sensación de exotismo y claustrofobia a partes iguales; una impresión que se va agudizando a medida que el visitante recorre sus históricas calles en las que puede respirar una paz y una calma en tensión; un silencio preocupante jalonado del misterio que esconde un punto de encuentro entre muchas culturas, azotado por el espectro de la pobreza. Sin embargo, continúa el periodista, lo que el viajero recuerda de Ceuta, lejos de sus murallas excelsas, que recorren el istmo de norte a sur, son las escenas miserables que encuentra en zonas alejadas de la Gran Vía y del centro urbano.

Me imagino que semejante descripción de la ciudad le habrá supuesto un esfuerzo enorme al fulano y el director del medio se habrá visto obligado a darle unas vacaciones extras a semejante lumbrera.

Primera acepción de claustrofobia: Temor enfermizo a permanecer en espacios cerrados. Mire usted, si para salir de Ceuta uno ha de esperar a coger un barco o un helicóptero, si acaso no quiere darse un garbeo por Marruecos, lo mismo le ocurrirá en cualquier isla del archipiélago baleárico. O en las Islas Canarias.

Exótico: (País u otro lugar) lejano y muy distinto en su ambiente físico y humano respecto a aquel que se toma como referencia. Por lo tanto, dígame usted -viajero que llega a Ceuta por primera vez- si los miembros pertenecientes a las diversas culturas de esta ciudad van por las calles infundiendo recelos por cómo visten o por cómo se comportan en la vía pública.

Más bien pienso que paseando por las históricas calles de Ceuta, repletas de paz y de calma -nunca tensa-, se sentiría usted más seguro que si a mí me da por transitar la Gran Vía madrileña o las Ramblas de Barcelona. Ciudades cosmopolitas, gracias a los tiempos que corren y a los inmigrantes que las van poblando a pasos agigantados.

En lo tocante a la pobreza, que usted descubrió a medida que se fue alejando del centro urbano y de nuestra Gran Vía, le diré que es la misma que existe, desgraciadamente, en todas las ciudades. Sin ir más lejos, recuerde las imágenes de la ciudad de Nueva Orleans.

Lo que no le voy a negar es que Ceuta es frontera con Marruecos y que esa frontera pertenece a un país donde hay muchos pobres y pocos ricos. Y las razones son claras. De todos modos, viajero que pone los pies en Ceuta, por primera vez, venga a visitarnos con tiempo y con buenas intenciones para hacerle justicia. Ea.
 

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