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OPINIÓN - DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 2005

 

OPINIÓN / EL OASIS

Soflama en la COPE
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Federico Jiménez Losantos es un escritor político tan inteligente como peligroso. Y, encima, está protegido por la Iglesia Católica. Con lo cual su poder y su peligro se está multiplicando sin solución de continuidad. Federico es locutor de la cadena radiofónica COPE y desde ese púlpito se ha convertido en el asustaviejas más importante de la España actual.

Cuando hace ya mucho tiempo que supimos de buena tinta que el infierno no existe, y, lógicamente, nos quitamos ese peso de encima, la Iglesia trata de meternos el miedo en el cuerpo por medio de un regeracionista que no cesa de agitar la llama de la discordia para dividir España entre buenos y malos.

Un maniqueísmo propalado por un comunista arrepentido que ha ido purgando su error hasta convertirse en un fiero defensor de la política belicista de Estados Unidos y en alguien que anda lampando porque los militares españoles le hagan la guerra a Marruecos.

Y para muestra el botón de una respuesta a la pregunta de uno de los lectores de libertad digital:

-Mire usted, el ejército está para hacer la guerra. Por ejemplo, para atacar las bases donde se guarecen los ilegales y para destruir los convoyes de la nueva trata por territorio marroquí. A lo mejor era más sencillo atacar directamente a Mojamé a modo de aviso.

Con esta soflama, desde la posición ventajosa que ofrece el estar protegido por una empresa de la magnitud de la Iglesia Católica, el escritor aragonés más que ayudar a la causa de España, y concretamente a la de Ceuta y Melilla, lo que hace es sembrar el desconcierto y atiborrar de odio a quienes le vienen prestando atención.

Federico Jiménez Losantos ha evolucionado de manera tan rápida como rotunda; es decir, ha pasado del comunismo ácrata al anarquismo y así hasta desembocar en una derecha extrema. Y no digo tradicional porque el Rey parece ser que no entra en su juego. Debe de ser, digo yo, debido al odio que la estrella de la COPE ha de mostrar, como atlantista de hace dos días, contra los franceses. Y no olvidemos que Juan Carlos es Borbón por los cuatro costados.

Pero a lo mejor es que el Rey, a pesar de su campechanía y de ser más listo que los ratones colorados, no ha tenido a bien darle palique al gran Federico y éste se ha sentido disminuido. Otro tanto le pasó con José María Aznar: a quien se acercó vendiéndole la mercancía del mejor Azaña y deseando que éste lo pusiera a su derecha como asesor privilegiado. Mas Aznar le dijo que nanay de la China.

Y es que Aznar sabía lo mucho que Federico lo despreciaba por estar convencido de que era hombre poco preparado para acceder a la presidencia del Gobierno de España. Y lo único que hizo es aprovecharse de su talento. Porque talento sí que tiene el locutor de la COPE: unas dotes intelectuales puestas al servicio de un internacionalismo (norteamericanismo) de derechas. Algo que emparentado con el clero, mediante sumas importantes de dinero, produce una mezcla de alta peligrosidad.

Y he aquí la tremenda ambigüedad que existe en esta unión entre periodista e Iglesia. La Conferencia Episcopal Española no deja de quejarse amargamente de su precariedad económica y, sin embargo, sigue manteniendo diferentes medios de comunicación con el pretexto de divulgar la voz de Cristo en la Tierra. Y al frente de uno de esos medios, quizá el más importante, ha puesto a alguien que llama a la rebelión y que, según sus palabras en una entrevista, no vería con malos ojos que los militares bombardeasen Marruecos.

Día llegará en que de tanto mover estas cosas, sea Dios quien deba pedirle cuenta a los suyos. Pues Federico es un contratado.
 

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