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SOCIEDAD - DOMINGO 18 DE SEPTIEMBRE DE 2005


XXXXXXXXXX. XXXXX.

MISIONES / DEFENSA CONTRACARRO
 

La Defensa Contracarro:
una labor de Integración

Las Unidades de Defensa Contracarro de
la Comandancia General de Ceuta está equipadas con los más modernos materiales
 

CEUTA
Juan José Moreno Martínez

local
@elpueblodeceuta.com

Según se extrae de las Orientaciones de la Guerra Contracarro del Ejército de Tierra se define el concepto contracarro como: \"Conjunto de acciones y previsiones encaminadas a destruir o aminorar la potencia acorazada enemiga, desde la defensa contracarro inmediata hasta la guerra contracarro a gran profundidad\". En el presente artículo reflexionaremos sobre este concepto desde el objetivo de la defensiva, dejando para otra ocasión la visión de contracarro en ofensiva.

Los carros, elemento principal de potencia de las formaciones acorazadas, son el núcleo resolutivo de la batalla terrestre. Cuando alcanzan el éxito no solamente destruyen las fuerzas adversarias y conquistan objetivos sobre el terreno, sino que penetran profundamente disgregando la cohesión y la voluntad de resistencia del adversario. Los recientes conflictos bélicos ahondan en la importancia de los elementos mecanizados y acorazados toda vez que constituyen el principal medio de avance de las Unidades de Infantería. Sin embargo, la capacidad resolutiva de las formaciones acorazadas está condicionada por diversos factores, extraídos de las diversas experiencias bélicas:

- Necesidad de asegurarse la superioridad aérea local y contar con importantes elementos de apoyo de fuegos. Su carácter imprescindible se demostró en la Guerra del Sinaí (1973), con la destrucción casi completa de la Brigada del coronel Yagouri al avanzar con sus carros de combate sin estos apoyos frente a la infantería egipcia.

- La superioridad cualitativa de los medios. Durante la primera Guerra del Golfo las bajas aliadas se produjeron en su mayoría por fuego \"amigo\", toda vez que los T-72 iraquíes no fueron capaces de perforar las corazas de sus adversarios.

- El terreno. Es obviamente diferente la capacidad de los medios acorazados en campo abierto y despejado donde primará su velocidad, potencia y precisión de los fuegos que la que pueden desarrollar en un terreno compartimentado o cerrado. Los combates desarrollados en las bastas extensiones de desierto en Kuwait y los acontecidos en las guerras rusas de Afganistán o Chechenia son ejemplos claros.

- Las armas e ingenios contracarro, que por su precisión, letalidad y profusión debida a su bajo coste relativo, permiten oponerse a los carros en favorable relación de potencia.

La guerra contracarro debe entenderse como una destrucción progresiva de los medios acorazados enemigos desde el origen, desde los movimientos logísticos iniciales, hasta el propio frente de batalla, desarrollándose en toda la profundidad del espacio y el tiempo. Será misión de la aviación y de los apoyos de fuego lejanos el destruir esos elementos acorazados en la profundidad del despliegue enemigo; según se vayan aproximando pasarán a ser responsabilidad de los medios aeromóviles e incluso de los elementos acorazados propios. En el ámbito táctico, o cercano, la guerra contracarro adoptará en la mayoría de los casos el carácter de defensa contracarro (DCC), que se planteará siempre y donde pudiendo llegar carros enemigos no les opongamos más y mejores. El momento crucial de la DCC se produce cuando el enemigo llega a la distancia a la que nuestras armas lo pueden batir al máximo de su alcance, pero para que esto pueda realizarse es necesaria la colaboración de otros medios ya que hay que resolver diversos problemas:

1. La identificación del acorazado como enemigo así como su entidad, despliegue, dirección de avance,etc.

2. La falta de discreción al abrir fuego que puede provocar la inmediata localización por parte del enemigo.

3. Si establecemos como herramienta fundamental de trabajo al misil, la necesidad de que el espacio de vuelo del mismo esté despejado toda vez que los misiles en dotación en nuestro ejército son filodirigidos, y cualquier ruptura del cable de guiado provocaría la pérdida del mismo.

4. La ventana de exposición del objetivo que debe ser suficientemente amplia para que el tirador pueda hacer el seguimiento durante el tiempo que dura el vuelo.

La resolución de estos problemas nos lleva a la necesidad de realizar un buen planeamiento de la estrategia contracarro. Se deben tener previstos elementos de adquisición e identificación de objetivos a grandes distancias que alerten sobre las características e intenciones del enemigo. Se debe realizar o solicitar una limpieza de campos de tiro específica para las trayectorias de los misiles. Asimismo debe estar previsto un correcto barreamiento que canalice hacia una zona de destrucción adecuada, o bien ralentice a ese enemigo y consiga que esa ventana de movimiento sea suficientemente amplia para seguir al objetivo durante el tiempo de vuelo sin que quede oculto por ningún obstáculo. Por lo tanto parece imprescindible integrar los elementos contracarro con una serie de apoyos externos como los apoyos de fuego artillero (barreamiento o detención) o los de zapadores, que utilizarán todos sus medios para esa contramovilidad, destrucciones, campos de minas, fosos contracarro, etc…

El esqueleto de la DCC en la Plaza de Ceuta se basa en las dos Compañias de Defensa Contracarro que forman parte del Tercio Duque de Alba 2º de la Legión y del Grupo de Regulares Nº 54 respectivamente, sin olvidar que el mayor enemigo de un carro siempre será otro carro por lo que dentro de ese esqueleto jugará un papel vital el Regimiento de Caballería Acorazado Montesa Nº 3. Independientemente de los acorazados de caballería, los medios más modernos con que cuentan estas Unidades son los Misiles Contracarro de Largo Alcance (MCCLA) TOW2A, que sobre los recientemente adquiridos Vehículos de Alta Movilidad Táctica (VAMTAC) de la casa URO, aumentan su valor pues le dan una capacidad todoterreno mucho mayor que sobre los anteriores vehículos Nissan. El alcance máximo de estos misiles es de 3750 m, este dato nos debe hacer reflexionar sobre los problemas enunciados anteriormente, pues si bien en terreno despejado (desierto) es relativamente sencillo el hacer que el misil recorra los escasos 20\" de tiempo de vuelo sin interferencias, no lo es tanto en terrenos más escarpados o con una vegetación más abundante, donde encontrar esos casi 4 km, s de visual libre de tendido eléctrico, vegetación, divisorias, u obstáculos en general es mucho más complicado.

Por tanto hemos de concluir que la lucha contracarro en defensiva debe ser una labor a desarrollar en profundidad, integrando y coordinando elementos tan dispares como la aviación, artillería, medios aeromóviles, unidades DCC, hasta la última pieza que es el legionario con su lanzagranadas. Paralelamente, en un papel destacado e imprescindible, los zapadores, encargados de conseguir mediante un trabajo específico que un terreno que no nos sea favorable se transforme en el ideal para los fuegos contracarro.
 

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