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OPINIÓN - DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Ceuta y Melilla no estarán en Sevilla

La polémica y la disputa política está nuevamente servida entre PP y PSOE en función de las oficiosas noticias emanadas desde las cercanías del Ejecutivo de Zapatero sobre no aceptar las peticiones de los presidentes autonómicos de Ceuta y Melilla respecto de su participación en la Reunión de Alto Nivel que España ha preparado con Marruecos y que se llevará a cabo a finales de mes en las localidades andaluzas de Sevilla y Córdoba.

De nuevo podría darse el caso de que tanto Ceuta como Melilla queden relegadas y tratadas de desigual forma al resto de territorios de la geografía de nuestro país. Una situación que los más puros defensores del terruño criticarían en actitud denodada.

De crítica, sin duda, es el que no se airee a los cuatro vientos ante el vecino la pertenencia a España de las dos ciudades enclavadas, por las circunstancias históricas, en el norte de Africa.

Mientras que se ha considerado como mejor modo de actuar el avanzar entre los dos países (España y Marruecos) por la senda de los asuntos que les acercan y, ¡ojo! postergando para más tarde, los ‘otros asuntos’ que les diferencian, (declaraciones textuales del primer ministro marroquí en el seno de la nueva filosofía en las relaciones hispano-marroquíes), los ciudadanos de Ceuta y Melilla están en su derecho de sentir inseguridad e indefensión, lo cual redunda negativamente en todos los aspectos sociales de ambas ciudades comenzando por el importantísimo plano de la inversión privada.

Mientras que la duda siga instaurada, mientras que la indefinición sea un instrumento utilizado de modo constante, será difícil desterrar por siempre el miedo a lo desconocido.

El día que dejemos de reivindicar constantemente nuestra españolidad, será el día en que podamos -orgullosamente- decir que somos iguales entre los iguales. La incongruencia radica en el hecho de que no seamos tan iguales pese a nuestra devoción española y otros territorios españoles sean más que los iguales pese a su aversión reconocida a todo lo español.
 

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