PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005

 

OPINIÓN / SIN MIEDO

Cosas sin importancia (XIX)
 


Jorge Pérez Blanca
jorgeperezblanca@elpueblodeceuta.com
 

XVIII.-La Humillación.

Iba Buda con un grupo de discípulos paseando por una calle de la India, cuando les salió al paso un individuo que hecho una furia, increpaba e insultaba al sabio; en un descuido de sus acompañantes, se acercó y le pego una bofetada.

Rapidamente los discípulos lo aprehendieron. ¿Señor que quieres que hagamos con él?

\"Nada\", les contestó el Maestro.

Se dirigió al hombre y le dijo:

\"Gracias por la bofetada que me has dado, toda vez que me ha servido para saber y comprobar que por fin he matado mi EGO, MI ORGULLO Y MI IRA.\"

Y continuó: \" la próxima vez que necesites sacar tus rencores, tus miserias, la basura que llevas en tu corazón, búscame y desata tu ira sobre mi, pues me servirás para seguir entrenándome en esta practica tan beneficiosa para mi ESPIRITU\"

Como en esta vida siempre hay que utilizar las herramientas que ponen a nuestra disposición esos seres iluminados, llevo años intentando matar mi YO; unas veces lo consigo y otras no; así que todo aquel que quiera mentir, murmurar, sacar sus miedos y complejos al exterior, les invito a que entren en el Foro del Pueblo, y que descarguen sobre mi todas sus porquerías, de esa forma podré comprobar si he aprendido a humillarme, y de paso podré servir a unos pobres de espíritu que de esta forma se sientirán protagonistas e importantes durante una temporada.

XIX.-Dos hombres enfermos...

Dos hombres, ambos seriamente enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno de ellos se le permitía sentarse en su cama por una hora cada tarde, para ayudar a drenar los fluidos de sus pulmones. Su cama estaba, según él, junto a la única ventana del cuarto. El otro hombre debía permanecer todo el tiempo en su cama tendido sobre su espalda. El que se sentaba al lado de la ventana, se pasaba el tiempo describiéndole a su compañero de cuarto, las cosas que él podía ver desde allí. El hombre en la otra cama, comenzaba a vivir, en esos pequeños espacios de una hora; era como si su mundo se agrandara, cobrara vida gracias a la actividad y el color del mundo exterior. Se divisaba desde la ventana un hermoso lago con cisnes, personas nadando y niños jugando con sus pequeños barcos de papel. Grandes y viejos árboles adornaban el paisaje y  todas las tardes, una preciosa puesta de sol podía divisarse a lo lejos. Como el hombre de la ventana describía todo esto con gran exquisitez y todo lujo de detalles, el hombre de la otra cama podía cerrar sus ojos e imaginar tan pintorescas escenas.

Un día, la enfermera de la mañana vio que el hombre de la ventana había muerto durante la noche. Tan pronto como lo creyó conveniente, el otro hombre preguntó si podía ser trasladado cerca de la ventana. La enfermera estaba feliz de realizar el cambio; después de comprobar que se sentía cómodo, le dejó solo. Lenta y dolorosamente se incorporó apoyado en uno de sus codos para tener su primera visión del mundo exterior.

Se estiró para, lentamente girar su cabeza y mirar por la ventana. Solo vio una pared blanca. Preguntó a la enfermera qué pudo haber obligado a su compañero de cuarto a describir tantas cosas maravillosas a través de la ventana.

La enfermera le contestó que ese hombre era ciego y que por ningún motivo podía ver esa pared. Ella dijo, \"Quizá solamente quería darle animo y hacerle feliz\" .Compartir las penas es dividir el sufrimiento, pero compartir la felicidad es duplicarla. Si quieres sentirte afortunado simplemente dedícate a hacer Feliz a los demás.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto