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OPINIÓN - MIÉRCOLES 5 DE ABRIL DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Vida y tribulaciones de mariquilla co....nes
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Han ejercido ustedes en alguna ocasión como analistas políticos? Servidora si y fue una mala experiencia. El que me contrató era un político de una ciudad andaluza, al que iban a presentar una moción de censura y necesitaba un “negro” para escribirle emotivos discursos y sentidos panegíricos, astutas intervenciones y brillantes propuestas, amen de certeros análisis llenos de profundidad y espíritu de cohesión.

Debería haber desconfiado desde un principio. De hecho, cuando me lo presentó el nota que me recomendaba nos dimos la mano y al salir del despacho sentí que me faltaba algo y es que, en el interior de la estancia, se había quedado uno de mis dedos. Me sublevé y se lo comuniqué a mi recomendador “Oye, que el tipo ese me acaba de birlar un dedo!” El otro le disculpó y desdramatizó el asunto “Que va…Eso es que se lo ha quedado como recuerdo y además se trata del dedo gordo y ese no es el dedo con el que escribes en el ordenador, vamos ¡No seas tan posesiva!”. Mi interlocutor era persuasivo hasta el extremo de que me hizo sentir muy mal y muy egoísta por reclamar mi apéndice. Y no es solo lo del dedo, es que, a la postre no me pagó el trabajo extra y eso que le escribía unas intervenciones tan sentidas que, hasta al mismo político hacían moquear de emoción y exclamar “¡Yo arraso!” y “¡No soy nadie!” realmente el muy capullo acaba creyendo que esas frases llenas de fuerza y pasión dialéctica las había parido el y no una miserable escribidora como era yo.

¿Qué si utilizaba algún alias en mi faceta de negro-analista de un político? Si. Me hacía llamar “Mariquilla Cojones” porque era apodo netamente español y de honda raigambre ibérica, de hecho le comenté el apodo a un monje colega mío del monasterio de Santo Domingo de Silos que es la cuna del castellano, o como diría el primer poeta de la lengua, Gonzalo de Bercéo “ román paladino en el cual suele el pueblo hablar a su vecino”, en una palabra, el español. Se lo comenté al hombre de Dios y le pareció adecuado y con un tinte numantino muy favorecedor.

¿Qué que pasó con el político? Pues que le echaron y le procesaron pese a los arabescos dialécticos que yo le escribía y tuve que abandonar la faceta de negro analista o analista subsahariano, a la espera de que alguien requiriera mis servicios, habida cuenta de que, a los “muy” Poderosos, siempre hay un menganillo que se lo escribe todo y bastante tiene con leerlo de corrido, en plan monocorde y sin atascarse.

Pero hay veces que añoro el oficio, como ahora, cuando, hace unas fechas el Partido Popular que es el partido al que votamos todos los de ciberderechas, ha vuelto a los calificativos insulsos y a las negaciones encubiertas. Y parece mentira, parece mentira que vengan de gobernar durante años y de hacerlo bien, porque los complejos de los líderes son idénticos y balbucean al decir “Somos el centro reformista”.

Vale, por mi como si dicen que son los auténticos valedores de los nativos de Guinea Nueva Papúa, palabras huecas. Serán “El Centro” pero les votamos los de derechas, de forma absoluta, mayoritaria y abrumadora, al menos hasta que nos digan claramente que, al ser centro reformista no quieren nuestros sufragios. Y entonces entenderemos que nos rechazan, votaremos a otro o no votaremos y el PP, sencillamente, desaparecerá. ¿Ustedes conocen a alguien que sea centrista reformista? Y, por cierto ¿Qué se trata de reformar? ¿La realidad social o la Constitución? Si es la realidad social, tiempo han tenido cuando gobernaban de meter la caña de España y si es la Constitución me parece bien, porque es una Carta Magna cojitranqui, disminuida física, el muñoncillo al viento… Yo quiero que la reformen y que contemplen en su articulado el derecho inalienable del pueblo, de todos los españoles, a ser felices. No tan solo libres (relativamente, vivimos acojonados por la delincuencia) iguales ante la Ley (mentira, Su Majestad el Rey no tiene responsabilidad legal) amparados por la presunción de inocencia (¡No me hagan reír!, le preguntan a los miles de presos preventivos). Derecho a la vivienda y al trabajo. Vale. Y derecho a la formación profesional obligatoria que capacite para trabajar y comprarse una vivienda… Muchos derechos, muchísimo buenismo y ni una alusión al principal anhelo del ser humano, paralelo al deseo de libertad: el deseo de felicidad.

Pero mis colegas peperos no van por ahí. Como los de enfrente son progresistas, lo que, los míos, identifican con “modernos” que en determinados lugares de la geografía se pronunciaría “modelnos”, los del PP se apuntan a reformar ¿Pero que? ¿Reformistas de que? Centro reformista y liberal. Ni el político trajinoso para el que ejercí de analista aspiraba a tantos calificativos. Si se es de Centro no se es democristiano ni conservador ni tampoco liberal.

Porque el Partido Liberal es el Partido Liberal y ni mama ni se nutre de los votos de la derecha, de esa buena derecha que si es amante y respetuosísima con nuestras tradiciones y nuestro patrimonio, acomodada, conservadora y distinguida se llama “derechona” y si es cañera, cibernauta, de la que se realiza con el trabajo bien hecho, orgullosa de ser un mix de derecho romano, filosofía griega, Humanismo Cristiano y los más espectaculares avances científicos y tecnológicos, es decir, católicos y occidentales, entonces nos llamamos ciberderecha. Me digan lo que quieren reformar a ver si me conviene o me quedo huérfana de partido y sin personas a las que arrimar mi pobre voto ¡Ay Dios, que disgusto y que zozobra!.

En verdad estas son, la vida y las tribulaciones de Mariquilla Cojones.
 

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